En torno al Museo del Aire de Cuatro Vientos

Como amigo y colaborador veterano del Museo del Aire, sito en Cuatro Vientos, veo con consternación la decadencia de dicho museo, que se ha iniciado desde hace unos años, pero más especialmente desde el mes de mayo del año de 2001.

Palpo el descontento cada vez que hablo con la mayoría de mis compañeros de asociación y también el desaliento en muchos por hechos como las obras del Orion (avión de lucha antisubmarina), que no avanzan y dan una pésima imagen del museo, lo cual se repite para el Mirage F-III E, entre otros aviones, y el estado de otros que se deterioran a la intemperie porque las obras de los hangares no marchan al ritmo debido por disensiones con el ingeniero, que ha dimitido.

Menos mal que el cañón del calibre 88, de origen alemán, que era una chatarra ha sido reconstruido por iniciativa de otro amigo y colaborador.

Aún no ha podido tomar posesión la conservadora del Cuerpo de Facultativos de Conservación de Museos y seis becarios de dicho cuerpo se han ido aburridos.

Por otro lado, que yo sepa, no se han realizado exposiciones monográficas, presentaciones de libros, conferencias, ni apenas actividad de tipo cultural.

No se hizo uso y se perdieron, por tanto, 35.000.000 de pesetas de AENA, que hubo que devolver, que hubieran venido muy bien para los fondos del museo.

Hay otros hechos. Se ha prohibido la entrada a periodistas de Avion Revue, a antiguos colaboradores del museo e incluso algún colaborador ha tenido que pedir cambio de destino por hechos como atribuciones de publicaciones incorrectas, cambiar cuadros, retirar estandartes sin permiso, etcétera.

Cuando decidí hacerme amigo del museo me comprometí a dos cosas, y ambas he cumplido, a pesar de la oposición del director con sus críticas negativas. Las dos cosas fueron publicar artículos de aviación (Revista Española de Historia Militar y futura revista Aviador) y realizar maquetas, siendo esta última rechazada, incluso después de hacerme la foto para el boletín, donde no he podido publicar ni de manera desinteresada.

No hay más que ver el estado de los carteles indicadores del Museo del Aire en la carretera,, todos llenos de grafitis, para darse cuenta de la desidia existente en el museo. Mucha gente, turistas sobre todo, se desorientan por el estado de los carteles de la carretera.

El joven Museo de Cuatro Vientos pide una renovación y personas más cultas, doctores en Historia y Derecho, profesores universitarios. Y, aparte, buenos amigos, que han demostrado ser uno de los puntales desde las épocas de los años ochenta, fecha en que comenzó el auge del museo, hasta este año en que se cumple el centenario de la aviación, en el que si no se toman medidas proseguirá su decadencia.