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Tribuna:LA CUMBRE DE SALÓNICA
Tribuna
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Una Europa (casi) sin Europa

El Consejo Europeo cierra hoy en Salónica la propuesta de Constitución elaborada por la Convención y establece los términos del mandato de la Conferencia Intergubernamental que la someterá a escrutinio y aprobación. Como pudo advertirse ayer, la Convención ha consensuado suficientemente sus principales puntos para que, con ciertas reservas negociadoras de algunos gobiernos y con la insistencia hispano-polaca y de los pequeños países en que se respete el sistema de voto en el Consejo Europeo previsto en el Tratado de Niza, el proyecto llegue a su término con el general beneplácito de las clases dirigentes de los países miembros, inquietas de que el proceso constitucional puede alterar el statu quo de las relaciones políticas y sociales en sus Estados. Pensemos por un momento que el alumbramiento institucional de una verdadera Europa política supone la transformación radical de sus pautas y de sus actores y que ni los individuos ni los grupos consideran con agrado la posibilidad de su desaparición. Tendremos pues un marco constitucional que nos garantice que todo sigue en manos de los Estados y de quienes los gobiernan -poderes económicos y personal político- y que la sacudida transformadora que supone, sobre todo en la coyuntura mundial actual, pasar de un ámbito estatal-nacional a una macroárea, se hará sin apenas alteraciones, al contrario, reduciendo el perfil específico de lo europeo.

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La UE saluda el proyecto de Constitución

Es obvio que una Constitución es antes que nada un texto jurídico institucional y que su materia son las partes, títulos, capítulos, secciones, disposiciones y artículos que la componen, pero todo ello se instala en una trama que anima un proyecto básico que responde a unas determinaciones geohistóricas y geopolíticas, que en este caso tienen una primera concreción en lo que hemos venido llamando el modelo europeo de sociedad, ausente en el texto propuesto por la Convención. La dimensión social tan configuradora de la Sozialemarktwirschaft renana y del Estado de bienestar escandinavo, la fecunda interpenetración de Estado y mercado que ha caracterizado las tres décadas, calificadas de gloriosas de expansión económica de Europa, la comunidad como ámbito privilegiado de realización del individuo, la solidaridad como un componente esencial de las practicas colectivas y tantos otros lectores sociales y societarios específicamente europeos, han sido eludidos o trivialmente retomados de textos anteriores. El tratamiento extremadamente parvo y timorato del medio ambiente, tan fundamental hoy en las opciones ideológicas básicas de los partidos verdes en Europa, así como la ausencia de todo encuadramiento que subraye su importancia. ¿Por qué razón no se ha incluido un corto encabezamiento en el Capítulo III referido a las secciones 1, 2, 3 y 5, señalando la función capital que cumplen en el ejercicio de la identidad europea y su aspiración a formar parte de la Carta de Derechos Fundamentales ? ¿Cómo explicar que se liquiden los temas de la cultura, la educación, la juventud y el deporte en tres artículos y que no se haga mención a la opinión pública europea y al papel que en su producción desempeñan los medios de comunicación? ¿Qué ocasión más adecuada que la creación de una Constitución europea para entrar a fondo en la promoción de auténticos partidos europeos y en el establecimiento de sistemas de votación que privilegie la dimensión global europea frente a los ámbitos nacionales?. El proyecto de Constitución que se nos propone supone un avance en cuanto refuerza la Carta de Derechos Fundamentales al incluirla en su texto, aunque las restricciones británicas disminuyan su efectividad; como lo supone la generalización del voto por mayoría cualificada y la creación de un espacio común de libertad, seguridad y justicia. Pero al otorgar todo el protagonismo a los Estados y al radicalizar el economicismo y la opción liberal conservadora se aleja del modelo europeo de sociedad, fragiliza su identidad y debilita su posición en el mundo. Y la unanimidad prevista para su revisión cierra la puerta a todo posible cambio.

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