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Casi la mitad de las viviendas de Tarragona son de uso turístico

El 43% de las 435.000 viviendas censadas en la provincia de Tarragona en 2001 se destinaron a segundas residencias, una cifra que los expertos estiman que se elevará al 47% en 2010, cuando prácticamente igualará al número de viviendas principales (269.000). El 54,6% de la obra nueva edificada en 2002 en zonas turísticas de toda Cataluña se hizo en Tarragona. Estas cifras dan idea de la creciente demanda de suelo urbanizable por parte del sector, el inmobiliario, que contrasta con el hecho de que, según la Generalitat, la línea de la costa ya está saturada.

De las provincias costeras españolas, Tarragona alberga el 7,35% de las viviendas secundarias, superada tan sólo por Alicante, Valencia, Barcelona y Málaga, y según el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y director general de Analistas Financieros Internacionales, Angel Bergés, la demanda será creciente en los próximos años.

Bergés, que participó como ponente en una jornada sobre segunda residencia en la Costa Daurada, considera que la zona de Tarragona dispone de potencial, a falta de mejorar su imagen de marca, y apuntó que el número de viviendas construidas en la costa por kilómetros de litoral es menor que en Alicante o Almería. En 2002, las viviendas acabadas en Tarragona fueron 16.500 y se prevé una cifra similar para el presente año, como explicó Manel Niñerola, presidente de la agrupación provincial de promotores de edificios, organizadores de la jornada.

La necesidad de superar los riesgos de construir sin medida "cementerios de cemento", como los llamó Domènech Biosca, presidente de la Asociación de Expertos en Empresas Turísticas -"que en Cataluña y Levante las hay", dijo- centró el resto de las ponencias. Biosca alertó de la construcción masiva, "la sustitución de naturaleza por el cemento", así como, entre otros, de la necesidad de que exista un libro de estilo en los ayuntamientos de municipios turísticos.Para evitar la proliferación de construcciones sin calidad o vulgares "no basta con un Plan General de Ordenación Urbanística", explicó el presidente de la Asociación de Expertos en Empresas Turísticas, Domènec Biosca, quien agregó que hay que asegurar los servicios básicos, "sin que se produzcan interrupciones de luz, con depuradoras y con las calles asfaltadas".

En el mismo sentido se pronunció el arquitecto Rogelio Jiménez, del despacho de Ricardo Bofill, quien frente a la exigencia de suelo urbanizable por parte del sector inmobiliario para cubrir la demanda de viviendas, por una parte, y el peso excesivo de cemento que ya padece la línea o cinta de la costa, considera que se puede retirar la construcción hacia el interior, en una área que denominó "la banda de costa", siempre con una programación de suelo, "con criterios, sostenible, de calidad y compatible con el paisaje y el entorno natural".

'Libro de estilo'

Jiménez también se pronunció a favor de establecer un libro de estilo que hermane urbanismo y arquitectura, "porque el Mediterráneo es austeridad y simplicidad", y apuntó que para una programación sostenible y de control de las construcciones los ayuntamientos implicados podrían constituirse en agrupación o confederación "para desarrollar un plan integral de una zona amplia".

El delegado de Arquitectura y Vivienda de la Generalitat en Tarragona, Lluís M. Jacas, se mostró de acuerdo con el arquitecto sobre la necesidad de retirar la construcción de viviendas hacia el interior "porque la costa ya está llena", y apostó por una planificación municipal que supere antiguos modelos.

La jornada finalizó con unas palabras del consejero de Política Territorial y Obras Públicas del Ejecutivo de CiU, Felip Puig, quien vaticinó buenas perspectivas para el sector inmobiliario y reconoció la necesidad de planificar la actividad del sector mediante planes territoriales, "con estrategias de conservación y preservación".

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