Moderados y 'halcones' de la Casa Blanca se disputan la política sobre Irán
El Reino Unido advierte contra cualquier interferencia en el régimen de los ayatolás
La Casa Blanca carece de una estrategia concreta sobre Irán, lo que propicia nuevas tensiones entre los moderados de Colin Powell y los halcones de Donald Rumsfeld. El secretario de Estado propone mantener la presión sobre el Gobierno de Teherán y favorecer un proceso de reformas sin vuelcos revolucionarios; el secretario de Defensa, por su parte, quiere que caiga el régimen de los ayatolás. George W. Bush, que incluyó al Gobierno de Teherán en su "eje del mal", aún no ha decidido. "Estamos estudiando la situación", declaró un alto cargo de la Casa Blanca.
Las manifestaciones estudiantiles en Teherán y la alarma internacional ante el programa nuclear iraní han demostrado que, tras más de dos años en la presidencia, Bush no sabe qué hacer con un régimen que desde la crisis de los rehenes, en 1979, permanece oficialmente enfrentado a Washington. "Lo urgente es la cuestión nuclear, porque sería inadmisible que Irán fabricara armas atómicas; en cuanto al régimen, estamos estudiando la situación. Aún no sabemos si el régimen es capaz de reformarse de forma pacífica o si, por el contrario, será necesaria su caída", explicó San Bartlett, jefe de comunicación de la Casa Blanca, a un grupo de periodistas europeos.
Bartlett, supervisor del portavoz presidencial y de los redactores de los discursos de Bush, dijo que la reacción del Gobierno iraní ante las inspecciones del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sería "crucial" para decantar la estrategia de Washington hacia el diálogo o hacia el enfrentamiento.
En cuanto se instaló en la Casa Blanca, en enero de 2001, George Bush encargó a la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice, que elaborara un plan estratégico sobre Irán. Pero todos los borradores de Rice han sido rechazados y las relaciones estadounidenses con Teherán han mantenido un sorprendente zigzagueo. Bush ha acusado a Irán de pertenecer a un "eje del mal", de acoger a terroristas, de contar con armas de destrucción masiva y de fomentar los sentimientos antiamericanos en Irak, pero, al mismo tiempo, ha favorecido los contactos diplomáticos informales. Funcionarios de Estados Unidos e Irán han mantenido diversas reuniones en Ginebra y París y han alcanzado acuerdos limitados sobre Afganistán e Irak. Pero, tras los últimos atentados en Arabia Saudí, el 12 de mayo, esos contactos se interrumpieron.
Los halcones del Pentágono se han apresurado a utilizar las protestas populares en Teherán para esgrimir su tesis de que la única opción satisfactoria para Washington sería la caída de los ayatolás. Tanto Rumsfeld como Richard Perle, ex presidente del Consejo Asesor del Pentágono y uno de los principales impulsores de la invasión de Irak, dijeron el lunes que la única forma de acabar con la amenaza nuclear iraní era destruir el actual régimen. El portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, evitó, por el contrario, cualquier referencia a cambios revolucionarios y se limitó a exigir a las autoridades iraníes que escucharan las reivindicaciones de los manifestantes.
El jefe de comunicación de la Casa Blanca se alineó ayer con esa posición. "Los manifestantes deben ser escuchados", dijo. Otro alto cargo de la Casa Blanca declaró, bajo condición de anonimato, que a Estados Unidos no le convenía en absoluto que una crisis institucional en Teherán abriera un nuevo foco de inestabilidad en Oriente Próximo, en un momento en que la ocupación de Irak se enfrentaba a serias resistencias y las opciones de paz en el conflicto entre israelíes y palestinos pasan por una fase crucial.
En Londres, mientras tanto, el ministro de Exteriores, Jack Straw, se mostró convencido de que la misma composición demográfíca iraní -un 70% de la población con menos de 30 años- "empujará a Irán hacia un proceso de reforma y de mayor liberalización". El jefe de la diplomacia británica advirtió contra cualquier injerencia externa en la política interna del régimen de los ayatolás y destacó que la Unión Europea debe ante todo mantener una posición firme en cuanto a lograr que Irán abra totalmente sus puertas a los inspectores del OIEA. "Nosotros mantenemos una relación condicionada y constructiva con el Gobierno de Irán, nuestra aproximación a ese país es distinta a la de EE UU", dijo Straw.
Por otra parte, cerca de 50 manifestantes lanzaron ayer piedras contra el consulado iraní en Hamburgo (Alemania) y rompieron ventanas y puertas. La policía detuvo a varias personas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.