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'La edad de hierro', del escritor surafricano J. M. Coetzee, gana el cuarto Premi Llibreter

'Avis', de Chema Heras y Rosa Osuna, obtiene el galardón al mejor álbum ilustrado

La edad de hierro, del escritor surafricano J. M. Coetzee, publicada en castellano por Mondadori y en catalán por Edicions 62, obtuvo ayer el cuarto Premi Llibreter, que otorgan anualmente los libreros de Cataluña. El jurado destacó "el lenguaje preciso y elegante y la prosa inteligente y lírica que muestra una realidad social y moral de injusticias desde la mirada inocente de alguien que aún ama la vida". Avis, traducido del gallego, escrito por Chema Heras, ilustrado por Rosa Osuna y publicado por Kalandraka, ha obtenido el galardón al mejor álbum ilustrado.

Publicada originalmente en 1990, La edad de hierro cuenta la historia de la señora Curren, una profesora de Ciudad del Cabo, que, en fase terminal de un cáncer de huesos, escribe una larga carta a su hija que vive en Estados Unidos. La señora Curren se ha opuesto siempre al apartheid, aunque ha vivido al margen. Los últimos acontecimientos -el incendio de un barrio negro, el asesinato del hijo de su sirvienta, el de un adolescente negro que se esconde en su casa y es atrapado por la policía- la sumen en la desesperación. En estos últimos y terribles días, conoce a un vagabundo negro y alcoholizado que se refugia en su cobertizo. Él será el confidente de su rabia y amargura.

Esta historia permite a Coetzee denunciar la violencia y las miserias humanas que provoca.

"Se trata de una alegoría de la situación política en Suráfrica", explicó Javier Calvo, traductor del libro al castellano. "Todas las novelas de Coetzee tienen planteamientos similares: el individuo que lucha por sobrevivir en un mundo hostil y que, a menudo, utiliza la fantasía para escapar a otros mundos en los que no exista el horror. Coetzee rechaza toda forma de civilización y desafía los vicios de la abstracción, retratando el día a día de la miseria y el padecimiento".

Para Dolors Udina, traductora de L'edat de ferro, la narrativa de Coetzee "deja constancia literaria de un tiempo y de un país hundidos en la miseria del apartheid. Acabado el régimen de segregación, el escritor, lejos de describirlo como algo del pasado, parece confirmar que el apartheid tiene su origen, y deja su legado, en el corazón y en el pensamiento humano".

Coetzee, que no pudo acudir a recoger el premio, envió un correo electrónico, que leyó el director de Mondadori, Claudio López Lamadrid: "Me he sentido muy honrado al conocer la noticia de que los libreros catalanes han decidido conceder su premio anual a uno de mis libros. Como todo el mundo sabe, Barcelona es la capital editorial tanto de la edición española como de toda la edición mundial en lengua española y, por supuesto, de la catalana. El juicio colectivo de los libreros de Cataluña es, por consiguiente, una distinción de indudable peso y de considerable importancia".

Chema Heras y Rosa Osuna desearon que "mucha gente lea Avis y que todo el mundo quiera tener en casa unos abuelitos como los que aparecen en el libro". Ambos destacaron la labor de Kalandraka, que "trabaja duro por la literatura infantil y juvenil".

El Premi Llibreter no tiene dotación, pero los libreros de Cataluña se comprometen a exhibir las obras ganadoras en sus mesas y escaparates y a recomendarlas a sus clientes. Este año, los libreros han editado un libro no venal, que se regalará en librerías, y en el que se incluye un capítulo de los libros finalistas, además del ganador. Los finalistas son: Imma Monsó (Millor que no m'ho expliquis), Jordi Puntí (Animals tristos), Albert Sánchez Piñol (La pell freda), Paul Smaïl (Vivir me mata), Ian McEwan (Expiación) y Rohinton Mistry (Asuntos de familia).

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