Ganar con lo mínimo
La caída de los tipos de interés permite jugosas rentabilidades como la del bono a 10 años, que sube el 7% en el año
El más difícil todavía ha llegado al mercado de deuda. Los tipos de interés siguen bajando y bajando y este movimiento provoca la continua revalorización del precio de los bonos: el de 10 años ya ha subido en el año el 7%, y el de 15 años, el 8%. Unas jugosas ganancias que no terminarán hasta que las economías se recuperen o los bancos centrales aprieten el botón de la subida.
Los mercados cotizan un cambio en la tendencia bajista de los tipos de interés en 2005. Todavía queda margen para nuevas ganancias
El índice AFI de deuda fija una revalorización media del 6,3% en los bonos españoles, pero creen que llegará al 10% a final de año
Es la paradoja consustancial a la renta fija. La caída de tipos lleva a que los bonos emitidos con anterioridad eleven sus precios de modo que se ajustan a las nuevas rentabilidades (más bajas) por la vía de encarecer su valor. Por ello, no es de extrañar que las noticias sobre nuevas bajadas del precio del dinero y las expectativas de descensos provoquen ganancias más que apetecibles en el mercado de bonos.
La deuda española, según los índices elaborados por Analistas Financieros Internacionales (AFI), han acumulado en lo que va de año una ganancia del 6,3%. Rentabilidades que son mayores en los bonos con más larga duración (10, 15 y 30 años). No obstante, el bono a tres años ha subido su precio el 3,41%, en tanto que el el de cinco años ha ganado el 5%.
Estas ganancias son las producidas por la apreciación de los bonos, mientras que en las sucesivas subastas que celebra el Tesoro, la rentabilidad ofrecida disminuye. Las letras del Tesoro a plazo de un año rentan el 2,06% y hace un año daban el 3,57%. La última subasta del bono a 10 años se saldó con una rentabilidad del 3,86%, cuando en julio de 2002 se emitió al 5,18%.
Sin alternativas
Este fenómeno de buena apreciación en el precio de los bonos emitidos por el Estado, que son siempre los más seguros de un país, ha sido aún más intenso en las economías emergentes y en algunos bonos empresariales de compañías cuya solvencia se puso en duda y ahora ya no se cuestiona. Los mercados de bonos están ofreciendo unas ganancias superiores a las de muchas bolsas.
Sin embargo, el proceso se está dilatando sobremanera en el tiempo. Ya el pasado año, con el bono a 10 años por encima del 5%, muchos expertos recomendaban cautela. La recuperación de las economías o el cambio en la política de los bancos centrales (Fed estadounidense o Banco Central Europeo) podrían convertir las ganancias en pérdidas. En el momento en el que suban los tipos, los precios de los bonos deberán ajustarse a la nueva realidad. Los emitidos más recientemente ofrecerán pérdidas, mientras que aquellos que acumulen ganancias la verán reducidas.
Como los hechos han sido tan tozudos a tipos cada vez más bajos, y la expectativa es que tanto la Fed como el BCE volverán a bajar tipos para alejar el fantasma de la deflación. El temor inmediato a que los tipos se den la vuelta y comiencen a subir provocando las pérdidas en los bonos no se plantea, al menos, a unos meses vista.
"Mientras no exista una alternativa clara a la renta fija, continuará entrando dinero y provocando la subida de los precios de los bonos. La Bolsa, pese a su mejoría, no se muestra como una alternativa porque falta aún por ver la mejora en los beneficios empresariales. Además, la tendencia de bajada de tipos continuará hasta que no mejoren las economías o hasta que los bancos centrales varíen su política monetaria", explica José Manuel Amor, socio responsable de renta fija de AFI.
Este experto prevé que un año la deuda pública acumulará una rentabilidad del 10% (actualmente, en el 6,3%). Una ganancia media en todos sus plazos que será más acusada cuanta más vida tenga el bono. No existe el temor de que cuando los tipos vuelvan a subir el escenario se vuelva tan peligroso como el alza producida en 1994, que provocó fuertes pérdidas en las carteras de renta fija. Y esto porque la recuperación de la economía se producirá de forma suave y lenta y los tipos irán subiendo también con moderación.
Los mercados cotizan un cambio en la tendencia bajista de los tipos de interés en 2005 y, por tanto, todavía queda margen para nuevas ganancias que ya hace meses se veían impensables.
"Los fuertes ascensos que han mostrado los bonos en los últimos meses están fundamentados en bases muy sólidas. Se aduce que, con unas rentabilidades tan bajas como las actuales, el castigo a la renta fija será grande una vez comiencen a descontarse subidas en los tipos de interés oficiales. Pero, sin dejar de ser cierto, no es menos cierto que esas supuestas subidas están, en nuestra opinión, tan alejadas en el tiempo que resulta muy difícil ver el mencionado castigo en un futuro cercano", apuntan los analistas de Barclays Fondos en un reciente informe.
Los fondos no sacan todo el jugo
En el complicadísimo panorama inversor de los últimos años, la renta fija, sobre todo la avalada por la seguridad del Estado (deuda) ha ofrecido buenas rentabilidades a los inversores. Ganancias que son más grandes cuando más vida tiene el activo y que se corresponde también con mayores riesgos. Es decir, cuando los tipos bajan el precio de estos bonos sube más, pero si el escenario se da la vuelta, los activos de mayor vida serán también los que registren las mayores pérdidas en su precio de cotización en los mercados.
La rentabilidad obtenida depende, pues, mucho del plazo elegido. Por ejemplo, en lo que va de ejercicio, la ganancia acumulada en las letras del Tesoro es del 1,64%, frente al 8,10% de los bonos a 30 años. Si la media de rentabilidad de la deuda es del 6,3%, los fondos de inversión de renta fija han ganado el 2,84%, algo menos de la mitad.
Este resultado se explica por comisiones y gastos y, sobre todo, por la composición de las carteras de los fondos de renta fija que con el fin de evitar grandes riesgos prefieren adquirir activos de vida más corta (2, 3 o 5 años). Una cartera más conservadora por la que no logran sacar todo el jugo a las ganancias obtenidas en la deuda.
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