Casos aislados de indisciplina y la polémica de Madrid marcan la formación de los ayuntamientos
El PP gobernará en 29 capitales provinciales, el PSOE, en 16; IU, en una, y nacionalistas, en 4
La apertura de un expediente disciplinario a los concejales y alcaldes del PSOE elegidos ayer en cinco municipios navarros -Estella, Tafalla, Barañain, Sangüesa y Burlada- con votos de nacionalistas vascos desplazó la atención del Ayuntamiento de Madrid, donde las portavoces socialista y de IU, Trinidad Jiménez e Inés Sabanés, aprovecharon la constitución de la nueva corporación para volver a reclamar al PP que exija la devolución de las actas a los dos parlamentarios traidores en la Asamblea de Madrid. La otra sorpresa se produjo en León, donde un pacto entre el PSOE y la Unión del Pueblo Leonés (UPL) desplazó al PP. Las capitales de provincia se reparten así: PP, 29; PSOE, 16; IU, una, y nacionalistas, 4.
El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, que se había desplazado a Zaragoza -el municipio más relevante que el PSOE ganó al PP en las elecciones del pasado 25 de mayo- para asistir a la toma de posesión de Juan Alberto Belloch, fue informado de la situación creada en la organización navarra. La víspera, Zapatero había dado instrucciones al secretario general del Partido Socialista de Navarra (PSN), Juan José Lizarbe, para que los concejales navarros evitaran ser elegidos como alcaldes con el respaldo de los partidos nacionalistas vascos, por el procedimiento de votar en blanco. Pero ayer se encontró con una rebelión en cinco municipios importantes de la comunidad.
La autoridad del secretario general del PSOE quedaba de nuevo en entredicho, después del escándalo desencadenado por la traición, hace cuatro días, de dos parlamentarios regionales madrileños. Zapatero reaccionó con un gesto de autoridad. A media tarde, y tras reunirse con parte de la Ejecutiva Federal, el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, hacía público un comunicado en el que anunciaba la apertura de un expediente disciplinario a todos los militantes navarros que han alcanzado alcaldías en la comunidad foral "mediante distintos apoyos que son contrarios a nuestra línea de pactos, acordada en los órganos superiores del partido".
Zapatero quiso dejar constancia de que no tolerará ningún gesto de indisciplina. En su entorno se opinaba ayer que si no hubiera reaccionado con determinación peligraría la credibilidad de su política en el País Vasco y Navarra, donde ha apostado, desde la suscripción con el PP del Pacto Antiterrorista en diciembre de 2000, por no establecer alianzas con los nacionalistas vascos. Al menos, mientras defiendan una estrategia soberanista como el Plan Ibarretxe. La política oficial es facilitar gobiernos municipales de partidos constitucionalistas, esto es, con el PP.
Por esta misma razón, el pasado lunes zanjó el debate abierto en el PSE de Álava por su secretario general, Javier Rojo, favorable a defender la autonomía del proyecto socialista frente al PP. Zapatero optó por comprometer el voto socialista a favor de los populares en la Diputación alavesa, donde son la segunda fuerza, tras el PNV.
Pese a todo ello, UPN (Unión del Pueblo Navarro), marca en Navarra del PP, reaccionó ayer con dureza frente al PSOE, al que acusó de "reeditar el Pacto de Lizarra". Además, fuentes de la dirección del PP consideran "insuficiente" la decisión de la Ejecutiva Federal del PSOE de abrir expediente disciplinario a los concejales y alcaldes navarros y se pronunciaron por su "inmediata expulsión" del partido. El secretario de Política Autonómica del PP, Rafael Merino, aprovechó la ocasión para volver a arremeter contra Zapatero, al señalar que "las organizaciones regionales no le responden (...) Le falta liderazgo en el ámbito regional", añadió.
La jornada de constitución de ayuntamientos no ofreció sorpresas en las capitales de provincia, con la única excepción de León, donde un pacto del PSOE con la Unión del Pueblo Leonés (UPL) arrebató la alcaldía al PP, que fue el partido más votado.
El recuento definitivo en las 50 capitales de provincia es de 29 para el PP; 16 para el PSOE: una para IU y 4 para partidos nacionalistas. En los 123 municipios de más de 50.000 habitantes, el PP gobernará en 60, el PSOE, en 48, y nacionalistas e IU, en los restantes. Los populares han arrebatado al PSOE, respecto a la legislatura anterior, Burgos, Soria, Almería y Granada. Y los socialistas al PP, Teruel, Zaragoza, León y Guadalajara. A estas cuatro hay que añadir Segovia, gobernada por el CDS (Centro Democrático y Social) en la anterior legislatura municipal.
Concretamente, el PP contará con mayoría absoluta en las siguientes capitales: Alicante, Ávila, Badajoz, Burgos, Cáceres, Cádiz, Castellón, Ciudad Real, Granada, Huelva, Jaén, Las Palmas, Logroño, Madrid, Málaga, Murcia, Ourense, Oviedo, Palma de Mallorca, Salamanca, Santander, Toledo, Valencia, Valladolid y Zamora. Y con mayoría relativa en Almería, Vitoria, Pamplona y Soria.
El PSOE gobernará con mayoría absoluta en Albacete, A Coruña, Cuenca, Huesca, Palencia y Lugo. Con mayoría relativa, en León, Segovia, Teruel, Zaragoza, San Sebastián, Sevilla, Guadalajara, Lleida, Girona y Barcelona.
Izquierda Unida gobierna Córdoba y los nacionalistas se reparten así: Tarragona (CiU); Tenerife (Coalición Canaria); Pontevedra (Bloque Nacionalista Galego) y Bilbao (PNV-EA).
Otra de las novedades más significativas de la jornada fue la desactivación del fenómeno GIL, que tantos problemas de inestabilidad originó hace cuatro años. En aquella ocasión se hicieron con el control de Ceuta y Melilla, así como de numerosos municipios de la Costa del Sol. En esta legislatura, las dos ciudades autónomas serán gobernadas por el PP, y el GIL sólo lo hará en Marbella.
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