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Reportaje:

Los enfermos antes que los difuntos

Baza, con 30 monumentos dignos de protección, se enfrenta a la decisión de establecer prioridades de restauración

Javier Arroyo

¿Por dónde se comienza a actuar cuándo una localidad pequeña tiene varias decenas de monumentos dignos de protección en estado lamentable? "Primero salvamos a los enfermos y luego desenterramos los muertos y le intentamos poner remedio". El director del museo municipal de la ciudad, Lorenzo Sánchez Quirante, resume así la política que se aplica al gran legado patrimonial de Baza (Granada) al tiempo que pretende dar una respuesta a las recientes críticas sobre la política de recuperación de monumentos.

Un lector se quejaba esta semana en este diario de la falta de interés municipal y de la Consejería de Cultura por varios edificios concretos y por el lamentable estado en el que se conservan. "Quejarse sobre el mal estado de esos tres o cuatro monumentos es ver sólo una parte del problema", dice Sánchez.

"Nos entregan un muerto de gran valor en el que hay que invertir dos millones"

Una visita por los muchos monumentos bastetanos muestra que hay mucho patrimonio en mal estado, pero también otro en proceso de restauración y casi nada totalmente olvidado. Sánchez expone un listado de 15 actuaciones sobre el patrimonio de Baza en los últimos cinco o seis años. El criterio es, explica, actuar sobre lo que aún no estaba excesivamente deteriorado y evitar que llegara a la defunción; los edificios que ya estaban en fase de muerte vegetativa, se les han aplicado remedios para evitar su total destrucción y quedan a la espera de arreglarlos cuando se pueda.

Sánchez Quirante explica la política de atención al patrimonio municipal a partir de premisas "realistas" y relacionadas con la cantidad, el coste y el tiempo: "Baza tiene cerca de 30 edificios sobre los que actuar por su interés cultural; unos ya están catalogados y otros lo estarán en breve. No podemos hacerlo todo a la vez, hay que ir uno por uno". Dejar en perfecto estado de revista este patrimonio costaría, calcula Sánchez Quirante, "alrededor de 60 millones de euros y el presupuesto municipal anual apenas alcanza los 10 millones".

Sánchez es realista: "Miremos adelante y trabajemos con lo que hay". Tanto él como el propio alcalde de Baza, el socialista Antonio Martínez, reconocen que el paso del tiempo y la falta de atención ha dejado una huella más que evidente en algunos edificios emblemáticos de la ciudad. Es sobre estos edificios sobre los que se han tomado las medidas que eviten el derrumbe y se está a la espera de financiación y tiempo por ser los que más dinero necesitan: la Alhóndiga, posada desde el siglo XVI hasta hace 30 años; el Palacio de los Enríquez, construido en 1505; la Alcazaba, levantada en el siglo XII y de la que apenas quedan a la vista paños de muralla; en el convento y la iglesia de Santo Domingo.Martínez asegura que tiene el compromiso de dedicar un 2% de los presupuestos a rehabilitación.

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Un grave problema a la hora de intervenir en estos edificios es que casi ninguno es de de propiedad municipal. El Palacio de los Enríquez es un ejemplo que cita Sánchez: "Pertenece a dos ancianos octogenarios que no quieren oír hablar ni de vender ni de arreglar; la Consejería de Cultura dice que no pone un duro mientras no sea suya, y así seguimos, con el edificio cada vez peor". Otro ejemplo: la iglesia de San Jerónimo, en estado de ruina, es propiedad municipal desde el mes de mayo pasado. A cambio, la Iglesia ha obtenido unos terrenos municipales perfectamente situados. "Nos entregan un muerto de gran valor en el que tendremos que invertir dos millones de euros para salvarlos", dice Sánchez. El caso de la Alhóndiga es similar.

El Ayuntamiento no tiene tanto dinero para esos menesteres. ¿Y la Consejería de Cultura? Sánchez sabe que también está difícil conseguir el dinero rápido porque hay que competir con muchos otros edificios y muchas otras localidades.

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