El Bellas Artes de Bilbao muestra la pintura gótica hispanoflamenca
La exposición muestra gran parte de la producción del gran pintor español del siglo XV
Desconocido para el público, Bartolomé Bermejo es considerado en los círculos de especialistas el gran pintor español de la segunda mitad del siglo XV, artífice de la difusión en las técnicas y la iconografía del arte flamenco de la época en los reinos españoles. El Museo de Bellas Artes de Bilbao inauguró ayer una exposición que reagrupa buena parte de su producción artística y la presenta acompañada de una selección de obras de sus contemporáneos. La muestra, organizada en colaboración con el Museu Nacional d´Art de Catalunya estará abierta al público hasta el 31 de agosto.
Los orígenes de Bartolomé de Cárdenas, apenas son conocidos y el lugar donde se formó es un misterio. Los historiadores de arte apenas han logrado reunir una decena de documentos escritos que aportan información sobre el artista que entre los expertos es considerado el mejor pintor español de la segunda mitad del siglo XV. Ni siquiera se sabe a ciencia cierta -según explicaron ayer los comisarios de la exposición La pintura gótica hispanoflamenca. Bartolomé Bermejo y su época, Ana Galilea y Francesc Ruiz- porque era conocido como Bermejo, aunque se supone que era porque era pelirrojo o de piel rosada.
La exposición que ahora se presenta en la sala BBK del Museo de Bellas Artes de Bilbao, tras su paso por el Museu Nacional d´Art de Catalunya, reagrupa 20 obras de las 25 obras que han sido atribuidas a Bermejo, junto a medio centenar de pinturas de artistas del gótico hispanoflamenco que presentan el contexto artístico de la época.
Nacido en Córdoba, se supone que en la década de 1440, el primer documento que habla de Bartolomé Bermejo está fechado en Valencia en 1468. Las posteriores fuentes señalan que trabajó en distintos localizaciones de la Corona de Aragón, como Daroca, Zaragoza y Barcelona hasta que hacia 1501 se pierde cualquier referencia a su persona.
Ruiz destacó que debió ser un artista que se movía con facilidad por toda la geografía española. Así lo demuestra el contrato firmado para pintar el retablo de santo Domingo de Silos, cuya tabla central se conserva en el Prado, que le amenazaba con la excomunión si no acababa la obra.
Los expertos coinciden al señalar que Bermejo se formó en Flandes, donde aprendió las nuevas técnicas de utilización de óleo y tomó prestadas las típicas composiciones e iconografía de los maestros flamencos, despegadas ya de los límites del gótico que habían imperado entre los artistas españoles. El gusto por el detalle, los objetos cotidianos y el preciosismo en la representación de las texturas y la calidad de la pintura, basada en la aplicación del óleo con veladuras, se fundieron para crear una estética diferente.
La exposición pretende destacar la relación de Bermejo con los artistas coetáneos y poner de manifiesto la evolución propia de cada territorio. Así, el recorrido que se propone acoge obras de pintores valencianos, aragoneses, catalanes, mallorquines y castellanos.
La muestra de pintura hispanoflamenca sirve de contexto a una de las obras maestras de arte antiguo de la colección del museo bilbaíno, El martirio de Santa Engracia, obra de Bermejo, una tabla que procede del retablo pintado para el monasterio de san Francisco de Daroca. La pieza se presenta acompañada de otros cinco fragmentos del retablo original, dos de los cuales proceden de museos norteamericanos.
Una de las obras más importantes de la muestra es el Tríptico de la Virgen de Montserrat, que por primera vez en 500 años ha dejado su ubicación original en la catedral de Acqui Terme, en Italia, para presentarse en una exposición. Esta pieza fue un encargo realizado por el mercader italiano Francesco della Chiesa. El recorrido por la pintura hispanoflamenca se cierra con La Virgen con el niño, de Pedro Berruguete, en la que ya aparecen elementos de la pintura renacentista.
La exposición ha permitido la realización de una profunda revisión de la historiografía de la pintura española de la segunda mitad del siglo XV. El catálogo incluye una decena de ensayos de especialistas en este período.
En paralelo a la exposición se ha organizado un taller didáctico, que propondrá que los participantes asuman la representación de los personajes que muestran las pinturas.
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