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Reportaje:

El valor del papel

La vida de los regularizados tras el encierro de Sevilla contrasta con la de quienes no lograron el permiso

Tereixa Constenla

Hakim no entiende por qué su amigo Sofiane puede caminar tranquilo sin temor a la policía y él no. Tampoco entiende por qué a Sofiane le sobra el trabajo y a él le falta. Hakim no entiende por qué Sofiane tiene un permiso temporal por "circunstancias excepcionales" y él no, si los dos se encerraron el mismo día en el campus sevillano de la Universidad Pablo de Olavide, hace hoy un año, y salieron esposados por la policía casi dos meses después.

En noviembre recibió Sofiane Guesmi la pequeña tarjeta que le habilita para trabajar durante un año. Desde entonces no ha parado de echar jornales en la fresa en la comarca de Huelva, en las aceitunas en Jaén o en la fruta en Lleida. Se ha comprado ropa nueva y un coche con el que se mueve de una provincia a otra. Nada que ver con su pasado clandestino. "Mucha miseria el año pasado, ahora muy bien", sintetiza con su español chapurreado.

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Durante los meses que ha estado viviendo en Lepe compartió piso con otros extranjeros. Hakim no. En esta campaña ha vuelto a dormir bajo una chabola, igual que el año pasado antes de sumarse al encierro. "Con papeles puedes buscarte la vida, pero sin ellos no puedes hacer nada", lamenta. Ahora sobrevive gracias a la solidaridad de su compatriota más afortunado, que le invita a comer a diario. "Yo le ayudo a él y cuando él trabaje me ayudará a mí", zanja Sofiane con naturalidad.

En Argelia, Hakim (Hafid Redouani en su documentación) era comerciante. Tiene 32 años, los últimos cuatro vividos en España a golpe de trabajos esporádicos en la construcción y en el campo. En el encierro de hace un año fue uno de los 17 jefes de grupo que canalizaba la información entre los encerrados, los mediadores y, al principio, los promotores de la protesta. Se siente dolido y engañado por la gente que les animó a encerrarse, la misma a la que confió la tramitación de su permiso de trabajo tras la liberación y que ha culminado en una denegación.

A pesar de que las circunstancias parecen las mismas, el Gobierno ha regularizado la situación de Sofiane, pero no la de Hakim ni la de Mustapha Mesdoui. Encerrados junto a más de 400 inmigrantes canalizados desde la comarca fresera de Huelva hacia el campus universitario 10 días antes del inicio de la cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE en Sevilla, los tres argelinos aguantaron hasta el final en el campus cuando el número de participantes en la protesta se había rebajado a 273 y la situación humanitaria se había deteriorado notablemente por la escasez de alimentos, las altas temperaturas y la sensación de que el encierro se había convertido en una encerrona.

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Tanto Sofiane como Hakim y Mustapha fueron detenidos el 9 de agosto por la policía durante el desalojo del campus. Uno recurrió al amparo de una ONG que trabajó en colaboración con la Oficina del Defensor del Pueblo andaluz. El otro encomendó las gestiones a la red de apoyo, que había organizado el encierro, según denuncias de los propios inmigrantes ante la Fiscalía de Sevilla.

Quienes tramitaron sus peticiones a través de la comisión jurídica de la UPO y el Defensor del Pueblo andaluz han corrido mejor suerte. La Oficina del Defensor calcula que el Gobierno regularizó alrededor de medio centenar de inmigrantes de los que tramitaron sus peticiones en Andalucía.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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