"Haremos nuevas compras en agroalimentación"

Economista, casado y con una hija, Jesús Iganacio Salazar, junto con su hermano Jaime y su socio Daniel Klein -dicen, cerebro financiero de la empresa-, ha irrumpido como un ciclón en el sector agroalimentario. En 1990 puso en marcha Corporación Industrial Arana. En 1991 desembarcó e inició la expansión del grupo arrocero SOS. En 1999 adquirió Cuétara y en 2001 se hizo con el control del grupo aceitero Koipe Carbonell. Todo ello, con una política de endeudamiento y, destaca Jesús Salazar, "de buena gestión, control interno y conocimiento de los mercados". En 10 años ha pasado de cero a una facturación prevista para este año de unos 780 millones de euros, con un crecimiento anual acumulado en los últimos tiempos del 45%. Asimilada la compra de Koipe, el grupo se prepara para nuevas compras.

"Nuestro objetivo no es hacer marcas blancas, pero no podemos obviarlas. El grupo quiere estar en todos los mercados y no renunciamos a nada"

Pregunta. ¿Cuál es el secreto de este crecimiento?

Respuesta. No existe ningún secreto. Simplemente, se trata de una buena política de compras de empresas y marcas líderes, una gestión centralizada y austera y una política de producciones basada en la innovación y con la mirada puesta en los mercados exteriores.

P. ¿No es una carrera muy precipitada?

R. No estamos creciendo a lo loco, sino en función de las expectativas de los mercados y de los resultados. Cuando realizamos una adquisición, existe siempre un equilibrio entre recursos propios y endeudamiento. Con algunas de las compras anteriores, esa relación llegó a estar dos a uno. En este momento, tras la compra hace un año del grupo Koipe, esa relación se ha vuelto a situar en uno a uno.

P. ¿El grupo asume excesivos riesgos?

R. No. Cada vez que nos endeudamos, el 50% como mínimo de las deudas son a largo plazo. Eso no supone ningún riesgo para la empresa ni para quienes nos financian.

P. ¿El tamaño es fundamental para competir en el sector agroalimentario?

R. Es preciso contar con unas condiciones como la calidad, competitividad, innovación o agresividad en los mercados. Todo eso, junto al mejor equipo de profesionales, es algo que tenemos en el grupo SOS. Pero el tamaño es imprescindible para estar en los mercados mundiales donde dominan los grupos multinacionales.

P. ¿Seguirá creciendo el grupo por la vía de las compras?

R. Sin ninguna duda. Logrado en este momento el equilibrio entre recursos propios y endeudamiento, haremos nuevas compras, si hay oportunidad, en sectores que ya conocemos. Y, para ello, ya estamos buscando esa posibilidad en el sector agroalimentario.

P. ¿Su apuesta por marcas líderes da resultados positivos?

R. Nuestra estrategia ha sido siempre la compra de grupos y marcas líderes por la sencilla razón de que suponen mercado, calidad y precio. Los consumidores saben exactamente lo que compran.

P. ¿Por qué, sin embargo, el grupo ha potenciado desde su llegada el mercado de las marcas blancas baratas?

R. Porque las marcas blancas son una realidad de la gran distribución a la que no nos podemos negar. Actualmente suponen aproximadamente el 15% de nuestras ventas en aceite y el 30% en galletas. Evidentemente, nuestro objetivo como empresa no es hacer marcas blancas, pero no podemos obviarlas. El grupo quiere estar en todos los mercados y no renuncia a nada.

P. El sector le acusa de vender a precio alto su marca líder, Carbonell, y que con parte de ese margen vende por debajo de coste las marcas blancas, arruinando a la competencia.

R. Evidentemente, no es el mismo margen el que deja la marca líder que las blancas. Pero no perdemos dinero con su venta, porque tenemos instalaciones y volumen para vender a precios muy bajos, no por debajo de coste.

P. ¿Cómo concibe la empresa agroalimentaria del futuro?

R. Debe tener volumen, instalaciones competitivas, buena gestión e innovación. SOS dedica el 1,6% de la facturación a la investigación. Además, una empresa que mire al futuro debe considerar que su producción sea exportable. El objetivo de SOS es que, en el futuro, el 80% de la producción vaya al mercado exterior, en el que hoy colocamos el 60% en arroz, el 27% en galletas y el 25% en aceite.