Huertas, más ruido

Claro que el exceso de ruido sigue imperando en Huertas. No puede peatonalizarse una calle cuyo atractivo es el ocio nocturno ofrecido por los bares de copas. Ni sus alegres peatones respetan el descanso de los vecinos con sus gritos y cánticos en manada durante la madrugada, que ya ni siquiera el tráfico interrumpe, ni los locales utilizan sus cajones acústicos cerrando sus puertas.

Además de los excrementos de perro, ahora los vómitos y meadas se ven y se huelen más que antes. Y en la propia calle y aledaños se hacen botellones. Presentan como un logro que la contaminación por los coches es menor. ¡Me muero de la risa! No puede ser de otra manera si no pueden circular los coches. Mientras los vecinos tienen que ir a su casa andando, sólo las motos disfrutan privilegiadamente de la calle con sus estruendosos motores y tubos de escape.