España pierde apoyos en su intento de cambiar la Constitución Europea
La Convención llega a un acuerdo sobre la futura Carta Magna de la UE
El Gobierno español perdió ayer casi todos los apoyos en su frontal rechazo a modificar el reparto de poder pactado en Niza. El órgano de dirección de la Convención (el Presídium) acordó un proyecto de Constitución que será presentado en la cumbre europea de Salónica, los próximos 21 y 22 de junio. Contra el deseo español, el texto mantiene que las decisiones en el Consejo de la UE se tomarán por una mayoría de Estados que representen al menos al 60% de la población, pero agrega que el sistema de Niza, acordado en la cumbre europea de diciembre de 2000, estará vigente hasta 2009.
Valéry Giscard d'Estaing, presidente de la Convención, quien se ha distinguido por su enfrentamiento con España en esta fase final para redactar la Constitución Europea, declaró ayer que el nuevo texto alternativo es "la base de un consenso definitivo". Así lo entendieron los miembros de la Convención que respresentan a los parlamentos nacionales, la Eurocámara y la Comisión.
Por el contrario, entre los delegados de los Gobiernos sigue habiendo discrepantes: España, Reino Unido, Polonia... y poco más. La mayoría de los 17 que apoyaban a España hasta ayer han cambiado de opinión porque los Estados pequeños han visto satisfecha su principal exigencia: en el futuro habrá una Comisión con sólo 15 comisarios (no uno por país), pero la rotación será "equitativa", con idénticos mandatos para grandes y pequeños.
Pero el principal inconveniente para España se mantiene: las decisiones se tomarán por esa doble mayoría citada, y no de acuerdo con el reparto de votos pactado en Niza (29 votos los grandes, y España, 27). Eso sí, Niza seguirá vigente hasta noviembre de 2009 y, si el Consejo Europeo lo decide "por mayoría cualificada", podrá prolongarse tres años más. El cambio es mínimo porque, en realidad, ya era prácticamente imposible que el previsto sistema de votación entrara en vigor en cualquier caso antes de 2009, coincidiendo entonces con los nuevos mandatos de la Comisión y del Parlamento Europeo.
El nuevo texto, no obstante, recoge el reto que había lanzado el Gobierno español: si Niza se cambia en el sistema de adopción de decisiones, también hay que variar el reparto de escaños en la Eurocámara. El Presídium aceptó el envite y, en efecto, el nuevo texto prevé un nuevo reparto de escaños más acorde con la población y un aumento de 700 a 732 del número total de eurodiputados: España ganaría entre 6 y 7 más que los 50 que le asignaron en Niza, donde perdió 14 de los 64 que tiene hoy.
En definitiva, España pierde con el nuevo texto la gran ventaja que logró en Niza (sólo dos votos menos que los grandes), pero sólo aminora un poco la sangría de escaños que perdió. Por eso, el representante del Gobierno español en la Convención, Alfonso Dastis, repitió ayer que "España no acepta" la nueva fórmula porque la considera "desequilibrada". Pero, vistos los escasos apoyos que mantiene, Dastis la calificó de "base de trabajo" y, desde Praga, la ministra de Exteriores, Ana Palacio, habló de paso "positivo y alentador", según informa Efe. Un portavoz oficial del Reino Unido, el principal aliado de España en esta cuestión, declaró que "Londres apoya la posición española", pero que "se ha avanzado algo en la buena dirección". Esta postura británica es táctica, porque el nuevo sistema de voto le beneficia como a todos los grandes.
El francés Giscard apenas dejó margen de maniobra para la semana que aún queda para cerrar definitivamente el proyecto. De entrada, aseguró que el día 20 presentará a los líderes europeos en Salónica (Grecia) "una propuesta única", sin opciones añadidas por discrepantes, y que observa ya "un apoyo creciente" al proyecto de Constitución. Bromeó al hablar de España al recordar una frase del filósofo francés Blaise Pascal -"Lo que es verdad a un lado de los Pirineos es un error al otro lado"-, pero evitó el agresivo tono de días pasados al decir que no quería "señalar" a ningún país porque "es legítimo que cada uno defienda sus intereses".
En franca minoría en el grupo de los parlamentos nacionales, el diputado del PP Gabriel Cisneros también rechaza la nueva fórmula, mientras los representantes socialistas españoles (José Borrell, Diego López Garrido y Carlos Carnero) abandonaron en parte la prudencia de estos días y pusieron el acento en que lo ocurrido demuestra que José María Aznar cometió un error en Niza al aceptar la pérdida de 14 eurodiputados a cambio de un mayor peso en el Consejo, que ahora también está a punto de perder.
"Es el momento de reconocer que la fórmula cuenta ya con bastante aceptación y que, en el fondo, tampoco es tanto lo que España pierde", afirmó Borrell.
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