Maragall elogia la moderación de ERC e ICV ante los empresarios

A Pasqual Maragall no le atemoriza que el Partido Popular (PP) pretenda colgarle la etiqueta de radical por preconizar un futuro gobierno de Cataluña formado por el PSC, Esquerra Republicana (ERC) e Iniciativa Verds (ICV). En uno de los encuentros con empresarios que ha celebrado estos días, Maragall elogió la "moderación" que están demostrando los republicanos en los últimos tiempos.

Maragall multiplica sus contactos con los empresarios. Ayer habló en Viladecans ante unos 70, convocados a un almuerzo por la Cámara de Comercio de Barcelona. El martes mantuvo un largo coloquio en una cena con un centenar de empresarios jóvenes, convocados por la plataforma Empresarios y Directivos por el Cambio. La semana pasada habló en la Llotja ante el gremio de constructores.

En todos estos encuentros Maragall advierte a sus interlocutores de que Cataluña ha llegado a un punto en que, además de un cambio de gobierno, precisa un cambio de mentalidad en sus capas dirigentes, a las que reclama mayor audacia, más ambición. Ayer, en Viladecans, afirmó también que Cataluña "ha pasado demasiados años protestando" y ahora necesita "pasar de la protesta a la propuesta".

Sin embargo, el aspirante socialista a la presidencia de la Generalitat hizo también ayer mismo un llamamiento a la movilización de "la sociedad civil y política" catalana ante la persistencia de retrasos en la construcción de las infraestructuras de transportes y comunicaciones que Cataluña necesita. Achacó estos retrasos, finalmente, a que el Gobierno del PP privilegia las comunicaciones con Madrid, en lugar de los ejes mediterráneo, cantábrico y del Ebro.

Maragall reiteró que Barcelona necesita el tren de alta velocidad para ejercer como polo económico del sur de Europa, en la que debe convertirse en el núcleo de una región económica que comprende el sur de Francia y los territorios de la antigua Corona de Aragón. Mientras este objetivo tropieza con los cuellos de botella de unas comunicaciones insuficientes, los competidores aceleran sus proyectos y toman posiciones. "No puede ser que Marsella se nos vaya a adelantar en disponer del tren de alta velocidad", advirtió.

En todas sus intervenciones Maragall subraya también que Barcelona necesita disponer de un aeropuerto transoceánico que la conecte directamente con los de Estados Unidos, Brasil y Japón. En ocasiones reitera su ya conocida opinión favorable a que la gestión del aeropuerto de El Prat, una vez ampliado, sea compartida por la iniciativa privada y la Administración pública.

Los constructores reclamaron a Maragall que las administraciones escojan a empresas locales "antes que a multinacionales que ofrecen lo mismo". También muestran en ocasiones inquietud por la futura composición del Gobierno de la Generalitat si gana las próximas elecciones autonómicas. En respuesta a esta inquietud, Maragall afirmó: "No teman por Esquerra e Iniciativa". Los republicanos, añadió, "se están moderando rápidamente". Y prueba ello es, agregó, que en la campaña de las elecciones municipales "no han hablado de independencia".

Más allá de esto, Maragall explica a los empresarios que la política de ERC no se orienta hacia ningún tipo de aventurismo, sino a "heredar" el espacio político ocupado por CiU durante el apogeo del pujolismo. Respecto a los ecosocialistas de ICV, surgidos de la evolución del PSUC, Maragall recuerda a los empresarios que han formado parte ininterrumpidamente desde 1979 del equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Barcelona. "Durante los 15 años que fui alcalde de Barcelona nunca tuve problemas de izquierdismo" con los aliados del PSUC o ICV, recordó.