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Simancas anuncia "moderación" en su Gobierno y tiende la mano al PP

Güemes critica que el PSOE pacte con IU, la cual "bordea los límites de la Constitución"

Con una semana de retraso por la demora en el escrutinio de los votos, los socialistas madrileños festejaron ayer su victoria en las elecciones autonómicas. Rafael Simancas, que tendrá que pactar con IU para gobernar, lanzó en su primer acto público tras los comicios un mensaje mucho menos reivindicativo que el que ha sostenido durante la campaña electoral: su legislatura estará marcada por "la moderación y el diálogo". Ésta, según Simancas, será una de las características de un gobierno basado en cinco ejes: seguridad, cultura, desarrollo, derechos sociales y profundización democrática.

Había ganas. Los socialistas se fueron el pasado domingo a la cama sin saber con seguridad si gobernarían en la Comunidad y con la tristeza de no haber podido arrebatar el Ayuntamiento de Madrid a los populares.

El recuento final de votos dejó las cosas como se habían quedado en aquella madrugada de infarto. Es decir, el PP, con 55 escaños; el PSOE con 47; e Izquierda Unida con 9. De ahí la esperada celebración de ayer en el Invernadero de la Arganzuela, un festejo que, como todos los que se posponen, no fue tan apoteósico. "Hoy es un día de fiesta", dijo Simancas, "por eso no hablaré más de esa noche [la del 25-M]. Sólo diré que a partir de ahora los escrutinios se harán de forma diligente".

Acompañado por la concejal electa Trinidad Jiménez y el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, Simancas llegó a su primera comparecencia pública tras las elecciones con un discurso de presidente, algo distinto a los que ha pronunciado en sus mítines como candidato. El mismo Simancas reconoció más tarde con una broma que su nueva responsabilidad le hace ser más prudente en sus mensajes: "Hoy me he puesto la corbata de presidente y hay que ser más moderado".

Con este talante de moderación, Simancas trató de transmitir tranquilidad tras una campaña marcada por las críticas del PP que acusaban a los partidos de izquierda (PSOE e IU) de ser una coalición radical.

A pesar de este talante moderado, el socialista anunció que tendrá una actitud reivindicativa con el Gobierno central, por lo que pedirá a José María Aznar una renegociación de las transferencias competenciales en materia de Sanidad, Educación y Justicia, porque, según él, "se hicieron mal".

Ante unos 2.000 seguidores, Simancas insistió varias veces en que su partido "ha dado una lección de cómo se ganan unas elecciones, sin recurrir al insulto". Prometió que gobernará para todos los ciudadanos, para los que le han votado y para los que no lo han hecho y tendió una mano al PP para "satisfacer el interés general, desde la voluntad de un diálogo y acuerdo permanente".

No todo fueron buenas intenciones. Simancas dirigió alguna crítica a los dirigentes del PP. "Nos están denunciando 20 días antes de tomar posesión. Tienen cuatro años para ejercer la oposición. ¡Que esperen un poquito!"

Cinco son los ejes sobre los que Simancas pretende hacer girar su gobierno de la Comunidad:

- Desarrollo. Simancas quiere modernizar Madrid y convertirla en una de las regiones más avanzadas de Europa. "Ha de ser un desarrollo fuerte y sostenido en lo económico, equilibrado en lo territorial y justo en lo social". Recordó que eliminará el impuesto llamado céntimo sanitario que grava los combustibles en Madrid con destino a sufragar la sanidad y anunció que planteará al presidente Aznar, la necesidad de construir más infraestructuras.

- Derechos sociales. "Igualdad de oportunidades y empleo estable y de calidad". Éstas son las dos premisas bajo las que Simancas quiere abordar el tema de lo que él llama "derechos sociales básicos". En otro momento de su discurso, Simancas se refirió a los cinco casos de violencia sexista ocurridos durante la madrugada del pasado domingo. El futuro presidente recordó su compromiso de llevar al Parlamento una ley integral contra el maltrato. Será la primera ley que intente aprobar.

- Seguridad. El futuro presidente exigió una mejora de las dotaciones de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. "Tenemos que luchar con garantías frente al brutal incremento de la criminalidad en las calles". Rafael Simancas quiere que el Gobierno regional y los ayuntamientos lleguen a un acuerdo para que los 9.000 policías locales que hay en la región asuman funciones en materia de seguridad ciudadana. La coordinación de estos agentes estaría en manos del Ejecutivo autónomo.

- Cultura. El líder socialista destacó la cultura como otro de los ejes de su gobierno. Aunque ayer no concretó cuáles serían sus políticas en este tema, durante la campaña electoral ya anunció que destinará a la Consejería de Cultura el doble de dinero que Alberto Ruiz-Gallardón ha dedicado a esta materia durante el último año. Esto se traduce en un 2% de los presupuestos regionales.

- Regeneración democrática. Simancas señaló que no llevará al Parlamento regional ninguna ley "sin haberla antes dialogado, negociado y acordado con los representantes de la ciudadanía, políticos e institucionales". "También con el PP", afirmó. El socialista se comprometió a responder a las preguntas de la oposición en un plazo "no superior a las 48 horas" y anunció que ya ha empezado a entablar conversaciones con los representantes de los sindicatos, los empresarios y las asociaciones de vecinos.

Una celebración fuera de fecha

La fiesta de los socialistas madrileños fue más un compromiso con los militantes que una celebración en toda regla, pero los socialistas madrileños acudieron en masa para recibir al futuro presidente de la Comunidad.

Si no fuera por el talante de moderación que Simancas quiso imponer a su discurso, el acto se habría confundido con un mitin de campaña electoral. Había banderas rojas, musiquita del PSOE, refrescos y atracciones para los niños.

El recinto, el Invernadero de la Arganzuela, no podía ser más indicado. Sirvió para mantener el calor de los militantes en un acto que, por ser fuera de fecha, resultó algo descafeinado. Pese a todo, los militantes hicieron todo lo posible por rozarse con sus líderes, darles la mano y pedirles autógrafos como si fueran estrellas del rock.

El grito fue el mismo que el de la noche de las elecciones: "¡Se nota, se siente, Simancas presidente!". Todos a una. Las familias socialistas se convirtieron ayer en una sola. Entre los presentes, guerristas como Matilde Fernández y Juan Barranco, y renovadores como Joaquín Almunia.

No hubo voces de discrepancia y todos dieron la impresión de respaldar a sus líderes, tanto a los ganadores como a los perdedores.

Trinidad Jiménez, la candidata derrotada y futura concejal líder de la oposición, no tuvo ayer turno de palabra, pero muchas de las alabanzas fueron dirigidas a ella. "Créeme, Trini, estamos muy orgullosos de tu trabajo durante las elecciones", le piropeó Simancas.

Los militantes manifestaron en todo momento su orgullo por ser socialistas y se mostraron optimistas ante las próximas elecciones generales. "¡Esto se lleva en la sangre!", exclamó una señora que dijo ser del partido "desde antes de nacer". "Perdimos el poder por culpa de los sociolistos que se metieron en el partido, pero ahora vamos a ganarlo todo", anunció.

El apoyo de Izquierda Unida que Simancas necesita para gobernar fue bien visto por los que acudieron al festejo. "Ellos han demostrado en los ayuntamientos que pueden gobernar con nosotros; así que no me parece mal que nos ayuden ahora", aseguró un septuagenario que no estaba de acuerdo en que Simancas hubiese estado excesivamente comedido: "Yo sufrí a Franco y ésta es la izquierda que habríamos necesitado entonces".

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