Batasuna apura las adjudicaciones y contratos en sus ayuntamientos antes de dejar el poder

Para la izquierda abertzale los ayuntamientos han sido la plataforma fundamental no sólo de acción política, sino de influencia y poder económico y social. En el mandato que ahora declina, Batasuna ostenta directamente 42 alcaldías en el País Vasco y Navarra y una treintena más a través de agrupaciones electorales satélites. Su salida de los consistorios se va a producir ahora de forma precipitada -fuentes internas afirman que no entraba en sus cálculos la ilegalización de todas las agrupaciones herederas- y ha originado en estas semanas una actividad febril para aminorar al máximo sus efectos.

Las principales actuaciones se están dando, según fuentes municipales y de las diputaciones, en el ámbito de personal, con la consolidación o modificación de plantillas fijas y la contratación de trabajadores temporales. También en el campo urbanístico, con la firma de convenios y la ejecución de proyectos preparados a marchas forzadas. Y, finalmente, con adjudicación de subvenciones a entidades y grupos de carácter social y cultural, sobre los que se asientan las redes locales de Batasuna. Udalbiltza Kursaal, la organización municipalista creada durante la tregua e investigada ahora por Garzón, ha sido especialmente beneficiada y mantenida con fondos de ayuntamientos.

Un ejemplo de este proceder es la localidad guipuzcoana de Hernani. Desde enero, el municipio, de 18.500 habitantes, ha incrementado su plantilla con 24 nuevas plazas, además de modificar otros puestos en propiedad con un incremento de coste de unos seis millones de euros. 17 de estas plazas son de la administración municipal, y el resto, del Patronato de Bienestar Social. Algunas de ellas, ya provistas, se están consolidando con exámenes que se realizan "a galope" entre los técnicos medios o la Policía Municipal. Igual sucede con las partidas destinadas a subvenciones, que quedarán agotadas antes de que abandonen la corporación.

En Tolosa, el equipo de gobierno se ha volcado estos meses en las ayudas destinadas al que fue el periódico local en euskera, Egunero, que está supliendo temporalmente al clausurado Egunkaria. Se le han destinado dos subvenciones de 48.000 euros, aprobadas en noviembre y abril. Hace unas semanas se aprobó con los votos de Batasuna y EA destinar otros 18.000 euros al periódico que va a sacar la plantilla de Egunkaria.

En Mondragón, el mayor ayuntamiento que gobierna, Batasuna ha atado su despedida aprobando ayudas de 18.000 euros a los familiares de los presos bajo la fórmula de subvenciones al movimiento antimilitarista. El ayuntamiento, que expide el llamado DNI vasco a quien lo solicite, no ha conseguido sacar adelante recientemente una promoción de nueve plazas fijas de policías municipales. La Consejería de Interior del Gobierno vasco impugnó el examen, al estimar que no había quórum en el tribunal. Y en su último pleno, celebrado en víspera de las elecciones del 25 de mayo, el Ayuntamiento se ha apresurado a aprobar dos convenios urbanísticos en el Polígono de Legarre, que suponen una importante intervención en la localidad cuestionada por la oposición, incluido el PNV.

También en Lezo, el municipio costero guipuzcoano vecino a Pasaia, el equipo de gobierno se ha apresurado a aprobar en el último pleno de mayo el proyecto de 59 viviendas de VPO en el polígono de Auñamendi, que pretende adjudicar, después de haber modificado el pliego de condiciones en un plazo récord, antes de dejar sus puestos. Por su parte, en Pasaia se han aprobado en los tres últimos meses dos convenios urbanísticos de envergadura, por los que se transforman zonas industriales en residenciales.

El Ayuntamiento navarro de Irurtzun, que cierra el valle de Sakana -en este enclave de Batasuna la anulación de sus listas en cinco localidades obligará a repetir las elecciones, al ser las únicas que se presentaban-, aprobó en el último pleno celebrado la contratación de cinco obras que supondrán el incremento de contratos temporales.