La alcaldesa más votada

Si un ex presidente socialista de la Junta y un miembro del Gobierno de Chaves dicen que el Partido Popular ha ganado las elecciones en Andalucía, va a ser que las hemos ganado, por mucho que se empeñen en rebuscar por las cifras. Es como aquél que decía que, si anda como un pato, tiene plumas, un pico de pato y dice cuá cuá, es que es un pato.

Sin embargo, la imagen que suele quedar entre los ciudadanos tras un proceso electoral es la sucesión de portavoces de los distintos partidos valorando positivamente el resultado, como si en la política siempre quedara un hueco para el optimismo. Y ocurre siempre el problema de las expectativas creadas: si se ha dicho durante la campaña que los resultados iban a ser así de fenomenales y después, de la misa la mitad, puede rozarse el ridículo más espantoso. El propio Chaves vaticinó una victoria en todas las capitales menos Huelva y Cádiz que huele a chiste a posteriori.

La principal lección de estas municipales es la consolidación de los alcaldes del Partido Popular, tras una gestión eficaz que ha sabido imprimir a cada ciudad un sello propio con el que se identifican los ciudadanos. El resultado de esa gestión, nuestro alto grado de cumplimiento de compromisos, ha estado en la memoria de los votantes, muy por encima de las batallas falsas que ha pretendido montar el partido socialista. Todos debemos recordar la campaña y la precampaña de los señores Zapatero y Chaves, que alejaron sus discursos de los municipios, de los barrios, de las diputaciones, para centrarse en una guerra concluida a miles de kilómetros y en un desastre solventado hace meses en Galicia. Ya han pasado las elecciones y todavía desconocemos el programa electoral del PSOE para sus municipios en Andalucía, mientras desde el PP andaluz se ha realizado un esfuerzo para publicar cuatro documentos programáticos a los que han accedido miles de andaluces en los últimos cuatro meses.

La política errática del PSOE en Andalucía ha producido unas diferencias entre los distintos territorios, sociales, económicas, culturales o de infraestructuras que han tenido reflejo también en las urnas, entre el mundo rural y el urbano, entre la costa y el interior, entre la parte occidental y la oriental. La cohesión territorial de la que ha presumido Chaves no se ve por ningún lado. Y después de más de 20 años de gobierno socialista en la Junta, cabe preguntarse si estas diferencias ocurren por azar, por la fuerza del destino o por la incompetencia de unos gobernantes acomodados. Se puede ir más lejos para preguntarse si no se mantendrán esas diferencias a conciencia, como método infalible para perpetuarse en el poder. ¿Por qué si no es el mundo rural donde menos inversión de la Junta se produce? ¿Por qué Canal Sur tiene sus mejores audiencias en el mundo rural, con una programación ad hoc? ¿Por qué no se toman medidas para acortar las diferencias sociales y culturales entre los pueblos y las ciudades, en vez de fomentar que su aumento imparable?

El día después de unas elecciones suele hablarse mucho más de los pactos por venir que de los que se fueron. También son una clave para entender lo ocurrido los denominados pactos anti-PP que firmaron los socialistas hace cuatro años con cualquiera que les pudiera permitir arrebatar una alcaldía al PP. Porque la herida de la legislatura 95-99, aquellas fotos de los ocho alcaldes de capital, había llegado demasiado adentro de las conciencias socialistas. Así se pactó a toda costa y se gobernó descontroladamente. Que le pregunten a José Moratalla por Jesús Valenzuela como ejemplo. Encima todavía hay dirigentes del PSOE que no se explican lo que ha pasado en Granada, además de la brillante campaña realizada por Pepe Torres.

Así las cosas, el cambio político en Andalucía parece más cerca que nunca, con un Chaves aburrido del cargo y una oligarquía socialista incapaz de "tirar del carro", como diría el mismísimo Rafael Escuredo. La euforia que habían desatado las encuestas en febrero ha dado paso a la cruda realidad de los votos y las expectativas han caído cuál castillo de naipes.

Enfrente, la alcaldesa más votada de España, Teófila Martínez, una vez más, con el aval de una gestión modélica en una ciudad tan bonita pero tan difícil de gobernar como Cádiz. Un pueblo de tradición liberal y dueño de una afamada sabiduría popular que da un respaldo semejante debe ser un ejemplo para el resto de andaluces. Como hemos dicho muchas veces desde el PP, hay que ver en Cádiz el futuro de Andalucía.

José Luis Sanz Ruiz es vicesecretario de Organización del PP de Andalucía