La ONU aprueba el envío de una fuerza multinacional a Congo

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer el envío de una fuerza multinacional liderada por Francia a la República Democrática de Congo. La ministra de Exteriores francesa, Michèle Alliot-Marie, señaló que la misión contará con 1.400 soldados, la mitad de ellos franceses. Las tropas deberán restablecer el orden y evitar que se produzcan masacres en la región de Ituri, donde han muerto más de 400 personas en las últimas semanas.

Las primeras tropas de la fuerza multinacional aprobada ayer por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas llegarán a Bunia, capital de la rica provincia de Ituri, al noreste de Congo, los primeros días de la próxima semana, según fuentes diplomáticas. Sin embargo, el despliegue del total de los soldados será lento por el pésimo estado de las infraestructuras del aeropuerto y los caminos. La intervención es de carácter interino de emergencia y tiene un límite temporal cercano, ya que el 1 de septiembre la fuerza deberá ser relevada por nuevos contingentes de la Misión de la ONU en Congo (Monuc).

La ministra de Asuntos Exteriores francesa, Michèle Alliot-Marie, afirmó que la operación podría realizarse en el marco de la cooperación europea, ya que países como "España, Bélgica, Alemania, Italia y Reino Unido han dado su visto bueno de principio", así como "Canadá y Suráfrica, que también se han declarado disponibles".

El Ministerio de Exteriores español no confirmó la decisión de Madrid de participar o apoyar la fuerza. Los ministros de Exteriores de los Quince debatirán la próxima semana en Bruselas la participación de fuerzas de varios países europeos en la misión de paz, dentro de la Fuerza de Reacción Rápida. Alliot-Marie explicó que la misión "no estará exenta de riesgos militares", ya que las tropas deberán "hacer frente a grupos bien equipados, especialmente de misiles tierra-aire y de blindados".

La intervención militar fue solicitada por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, ante el grave peligro de una violencia desenfrenada que multiplique las masacres en Ituri. Ubicada en la frontera con Uganda, la región posee importantes recursos minerales -entre ellos, el oro- que han alimentado feroces luchas tribales entre los grupos de hemas y lendus. Éstas se han recrudecido a principios de mayo con la retirada de las tropas ugandesas que vigilaban la zona. Más de 400 personas murieron en las últimas semanas.

El reciente hallazgo de una fosa común en las afueras de Bunia disparó las alarmas sobre el peligro de la extensión de la violencia. Las atrocidades producidas resultan evidentes en el estado de los cuerpos encontrados, que presentaban severas mutilaciones. Asimismo, las poblaciones de pigmeos de la región denunciaron la práctica del canibalismo contra ellos. Según algunos rituales de guerra, la ingestión de sus cuerpos proporciona poderes mágicos a los guerreros. Se trata de una práctica que habrían llevado a cabo ambos bandos de hemas y lendus. El conflicto ha producido también el desplazamiento de unas 85.000 personas.

La presencia de una pequeña fuerza de Naciones Unidas en la región, débilmente armada, ha sido insuficiente para frenar la espiral de violencia. Los nuevos soldados de la fuerza multinacional buscarán mantener la seguridad en Bunia y en la zona del aeropuerto, así como facilitar la entrada de la ayuda humanitaria. También deberán garantizar la protección de los civiles que se amontonan en los campos de refugiados.