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El guionista Pierre Christin afirma que el cómic es "un medio de combate pobre"

El escritor defiende que las historietas son libres porque no hay censura económica

Pierre Christin (París, 1938) ha escrito novela, guiones de cine y cómic, teatro, libros de viajes, también el libreto de una ópera, y es profesor de Periodismo en la Universidad de Burdeos. De entre todos los géneros defiende la tradición francesa del uso político del cómic. Según Christin, los escritores y dibujantes de historietas son completamente libres porque no sufren la censura económica. "El cómic es un medio de combate pobre", dice.

Christin estuvo ayer en Bilbao trabajando con un grupo de alumnos de segundo de ESO, de 13 años, en un taller de cómic, al que considera "una de las formas de narración del siglo XXI". Sus escritos han servido de línea de trabajo a los más importantes dibujantes europeos, como Jean-Claude Mézières, Annie Goetzinger y Enki Bilal, en una colaboración similar, según sus palabras, a la que une a guionistas y directores de cine.

Christin recuerda que el cómic francés no tiene éxito en los Estados Unidos, pero sus obras abundan en los despachos de los directores artísticos de Hollywood y su estética ha tenido influencia en los grandes título de la ciencia-ficción. El cómic, frente al cine o la televisión, explica Christin, ofrece al autor la ventaja de ser completamente libre, porque no hay censura económica. "Dibujar no cuesta nada. Si una película no funciona, es una catástrofe; si lanzas una revista y no vendes 100.000 ejemplares, también. Pero si haces un cómic y vendes 15.000, es un éxito. Y pueden hacerlo una o dos personas. Es un medio de combate pobre", dice. Christin asegura que hubo otras etapas de cómic más político en el pasado, pero sigue siendo utilizado con este fin. "Ahora el combate es diferente. Con Bilal, por ejemplo, he escrito un libro sobre Chernobil".

Christin presume de haber creado la primera heroína del cómic francés, la pelirroja Laureline, compañera de las historias de ciencia-ficción de Valérian. "El cómic francés era machista: los héroes eran vaqueros, pilotos, hombres de acción, y las chicas, un poco tontas. No me gustaba y creé una verdadera heroína, quizá porque me gustan los valores femeninos. Se pueden solucionar los conflictos sin violencia", afirma. Las feministas francesas le calificaron como el "único guionista hombre que se puede frecuentar". Y a él, le halaga. Ahora, añade, llega el momento de la entrada de las mujeres al mundo del cómic como artistas.

Christin ha elegido frecuentemente temas actuales y cotidianos para sus historias, proyectadas a un futuro lejano en escenarios de ciencia-ficción. Serán tiempos, pronostica, en el que seguirá exitiendo el cómic. "El papel no va a desaparecer. Se usa ahora más que nunca: un minuto de cine requiere muchísimas páginas de papel", asegura.

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