Los grandes clubes rompen con la Liga por los derechos televisivos
Florentino Pérez lidera la respuesta contra los equipos pequeños por su amenaza de plante
El denominado G-12, grupo que integra a 12 equipos de Primera División, encabezados por el Real Madrid y el Barcelona, decidió ayer no asistir mañana a la asamblea de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), como respuesta a la postura de los 30 clubes (ocho de Primera División y los 22 de Segunda A), que pretenden impedir el arranque del próximo campeonato si no hay un acuerdo con las televisiones. Los grandes clubes meditan la creación de una nueva Primera División, a la manera de la Premier League inglesa, sin ningún vínculo con las categorías inferiores.
El conflicto de intereses podría desencadenar una fractura similiar a la que dio lugar al nacimiento de la Premier League. El G-12 considera que los 22 equipos de Segunda A, y sus ocho asociados en la Primera División, pretenden gobernar los destinos del fútbol por una cuestión de mayorías que no se corresponden con su peso real en el fútbol español.
Su negativa a comparecer en la asamblea de la LFP está directamente relacionada con los dos puntos fundamentales del orden del día: la amenaza de impedir el comienzo del próximo campeonato de Liga ante la falta de acuerdo con las televisiones y la negativa de los 30 clubes a dar voto en la asamblea a los equipos filiales que suban a Segunda A. Esta negativa tiene un extraordinario valor matemático en las votaciones de la LFP. Todas las grandes decisiones de los clubes, como por ejemplo la paralización del campeonato, se deben aprobar con los votos favorables de dos tercios (28 sobre 42) de la asamblea, lo que en la práctica supone actualmente la consagración de las posturas del grupo que forman los 22 equipos de Segunda y sus ocho aliados de Primera: Celta, Recreativo, Mallorca, Alavés, Valladolid, Osasuna, Rayo Vallecano y Rácing.
El G-12 reúne a las sociedades más poderosas de la Primera División: Real Madrid, Barcelona, Atlético, Athletic, Real Sociedad, Deportivo, Espanyol, Valencia, Villarreal, Málaga, Sevilla y Betis. Su respuesta ha sido contundente: consideran que, en su composión actual, la asamblea compromete o vulnera sus intereses y que, por tanto, no acudirán a la cita convocada por los otros 30 clubes.
En el orden del día de la asamblea figura el acuerdo de paralizar el arranque del próximo campeonato de Liga, ante la falta de acuerdo en las negociaciones para firmar el próximo contrato de televisión. Hasta el momento, los clubes han reconocido que mantienen conversaciones con Audiovisual Sport, tenedora actual de los derechos de emisión de los partidos, y que han recibido la oferta por escrito de la empresa Santa Mónica, cuyo accionista principal es Jesús Samper, ex secretario general de la LFP y ahora presidente del Murcia. Los clubes rechazaron, por considerar que la cantidad era insuficiente y no contaba además con las garantías requeridad, la propuesta de Santa Mónica, cifrada en 159.250.000 euros para todos los equipos, excepto el Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, que tienen sus derechos hasta 2008. Sogecable adquirió los derechos del Real Madrid y del Atlético de Madrid. Vía Digital tiene los del Barcelona. Ambas empresas se encuentran en un proceso de fusión.
El grupo de los 30 tiene la intención de presentarse en la asamblea con sus votos sindicados, lo que le asegura la mayoría necesaria a la hora de adoptar cualquier acuerdo. Los grandes clubes consideran inaceptable su supeditación a las exigencias de la Segunda División, todavía más asegurada si se impide el voto a los equipos filiales que asciendan a la categoría. "La Segunda División intenta manejar la Liga y eso es intolerable", denunció uno de los dirigentes del G-12.
"La convocatoria de la asamblea no obedece a los intereses generales del fútbol profesional", señala el comunicado que ayer dio a conocer el G-12 tras su reunión. Como respuesta, este grupo ha decidido crear una agrupación de interés económico, bautizada como GIP, abierta al resto de los clubes, "que defienda los intereses de Primera División y sea capaz de desarrollar un modelo solidario con la Segunda como con el resto del colectivo del fútbol español".
El G-12 pretende que sea la Primera División la que lleve el peso de la negociación con las empresas audiovisuales, y no depender de las decisiones de los equipos de Segunda. En la situación actual, los grandes clubes consideran que no tendrán más remedio que propiciar el nacimiento de una Liga al estilo de la Premier League inglesa, organismo independiente y separada del resto de las divisiones del fútbol de Inglaterrra. Esta modificación requeriría un cambio de la Ley del Deporte, que concede la tutela de la competición de Primera y Segunda A a la LFP.
"Todo el mundo nos hemos quitado la careta y ahora sabemos dónde está cada uno", indicó Javier Tebas, asesor del Badajoz, y uno de los promotores del grupo de los 30. Representantes del grupo de los 30 señalan al presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, como culpable de esta ruptura en el fútbol profesional al manejar los hilos del G-12. "Florentino me ha repetido más de una vez que el Madrid no puede ser igual que El Ejido", manifestó Javier Tebas.
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