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Diputados del Likud rechazan la Hoja de Ruta

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, se enfrentó ayer a sus correligionarios de partido en una reunión en la que varios diputados arremetieron contra él por haber aceptado la Hoja de Ruta. Las críticas más afiladas le llegaron de un ex ministro de Asuntos Exteriores y de los representantes de los colonos. Aun así, Sharon se defendió argumentando que la ocupación es inviable a medio plazo y que ponerle fin supondría un revulsivo para la maltrecha economía israelí.

En una reunión con miembros del grupo parlamentario del Likud, el primer ministro se vio atrapado en un fuego cruzado dialéctico que le obligó a colocarse en una posición defensiva. El que fuera titular de Exteriores entre los años 1996 y 1998, David Levy, le acusó de haber aprobado "el documento con el peor contenido al que nunca ha tenido que enfrentarse un Gobierno israelí". Otro diputado del Likud y antiguo director del servicio de seguridad interior (Shin Bet), Ehud Yatom, le reprochó "el no haber abierto un debate previo en el seno del partido".

Sharon, por su parte, demandó unidad en este momento crítico, y se negó a compartir con los diputados las decisiones relativas a las relaciones con los palestinos, que definió como competencia exclusiva del Ejecutivo. "Si el terrorismo continúa no obtendrán nada", afirmó, refiriéndose a la aplicación del polémico plan de paz del Cuarteto (formado por EE UU, la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas). "Pero no es posible seguir ocupando a tres millones y medio de personas", añadió, haciendo ver a sus compañeros de partido el alto coste que supondría para las arcas israelíes el retomar la administración civil de los territorios ocupados. "Hoy en día, 1,8 millones de ellos [palestinos] viven de la ayuda internacional. ¿Es que queréis tomar esa responsabilidad en vuestras manos?", les espetó.

Nadar contra la corriente

En lo relativo a la expansión de los asentamientos, Sharon defendió su "crecimiento natural", a pesar de que éste sea explícitamente condenado por la Hoja de Ruta. Ante las críticas del diputado Yehiel Hazan, residente de la colonia de Ariel, el primer ministro indicó que garantizará que pueda "construir para sus hijos y nietos, e incluso biznietos".

Entretanto, en el barrio árabe de Beit Hanina, situado en el norte de Jerusalén, las excavadoras -protegidas por más de un centenar de policías y guardia de fronteras- demolían un edificio, cuyos propietarios habían ampliado precisamente para dar alojamiento a sus hijos, por no tener la pertinente licencia del Ayuntamiento.

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Aunque nadando contra la corriente tanto dentro de su grupo parlamentario como de la coalición de Gobierno, donde el Partido Nacional Religioso volvió a amenazar con dimisiones, Sharon parece dispuesto a seguir adelante. Tras entrevistarse esta semana por segunda vez con su homólogo palestino, Abu Mazen, el primer ministro israelí celebrará una cumbre trilateral con éste y con el presidente Bush, a principios de junio.

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