"Hemos ganado por primera vez desde 1993"

Algún criterio había que utilizar para medir el resultado de estas elecciones y el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, tras invocar esta obviedad, se quedó con los criterios numérico y de tendencia. "Hemos ganado estas elecciones en número de votos por primera vez desde 1993 y la tendencia es de cambio para 2004". Además, según el líder socialista, ésta era la primera prueba electoral a la que se sometían él y su equipo. "Esta dirección se hizo cargo del partido tras años de declive y ha superado bien la prueba". Rodríguez Zapatero resaltó que gobernarán a 18 millones de ciudadanos frente a los 13 del PP. Aún así, ayer se apreció la decepción de muchos socialistas por la diferencia entre las expectativas y la realidad de las urnas.

Al líder socialista y a su equipo nadie les saca del discurso de que han ganado las elecciones, han detenido las derrotas consecutivas del PSOE desde 1993 y, como colofón, han aprobado este primer examen electoral que les ha tocado dirigir desde que ganaran el 35º congreso, hace algo más de dos años y medio. Precisamente, el líder socialista no omite sino que resalta en sus declaraciones postelectorales el detalle de que él, como máximo dirigente del PSOE, y su equipo han superado el examen en tanto que han detenido la tendencia consolidada de derrotas de los años anteriores. Éste es un claro mensaje interno por si alguien tiene la tentación de reprochar algo a Zapatero.

Pero a medida que pasan las horas se aprecia cierta decepción en numerosos dirigentes socialistas porque las expectativas que cundieron en las últimas fechas eran mucho más halagüeñas que lo que ha deparado la realidad. Hubo un momento en el que parecía que ganaban en todas partes, según reconocen dirigentes regionales, que citan fuentes "de Madrid". También la tardanza de las autoridades regionales madrileñas en ofrecer los resultados de esta comunidad contribuyeron a que los militantes socialistas y muchos ciudadanos desconectaran del día electoral cuando, a las tres de la mañana, el PP continuaba diciendo que podía hacerse con la mayoría absoluta.

Todavía hoy los populares siguen sin reconocer la victoria de la izquierda y la segura presidencia del socialista Rafael Simancas, que no pudo celebrar sus resultados. El secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, lamentó esta situación, que seguramente será objeto de pregunta parlamentaria. "Resultó sorprendente que a altísimas horas se continuara sin saber los resultados en Madrid; habría que corregir esta situación increíble en una sociedad moderna". Así la noche electoral terminó para los socialistas con la creencia de que no habían ganado nada y que, sin embargo, habían perdido Baleares.

Pero una vez que Zapatero estudió los resultados, venció el desánimo que, al parecer, sí tuvo en la noche electoral. Es más: tras reunirse con su ejecutiva compareció públicamente para resaltar su victoria y explicar, según su criterio, lo que había ocurrido. No hubo lugar para la autocrítica.

"Nuestra victoria es indiscutible; ha sido clara y tenemos casi 200.000 votos más que el PP". Esto dijo Zapatero cuando todavía no conocía que tenía que descontar casi setenta mil votos, porque los de la formación navarra UPN tenían que sumarse al PP. Pero Zapatero continuó dando datos acordes con sus intereses. "Hemos tenido ocho millones de votos, cifra que nunca habíamos alcanzado en unas elecciones municipales". Y más datos favorables: "Vamos a gobernar en más capitales de provincia y en más diputaciones y tenemos 1.000 concejales más". Y la última cifra: "El PSOE gobernará sobre 18 millones de ciudadanos y el PP en torno a los 13 millones".

Y su conclusión sobre la actuación del presidente del Gobierno también fue muy particular. "Aznar planteó estas elecciones como un plebiscito y como una reválida; pues bien, ha suspendido porque tenemos más votos que su partido", concluyó Zapatero.

¿Autocrítica, por algo, como, por ejemplo, por la campaña de la ciudad de Madrid? A esto ni contestó. Zapatero se limitó a señalar la victoria clara de Alberto Ruiz-Gallardón en la capital y, al lado, la victoria de su compañero Rafael Simancas en la Comunidad. "Hoy el PSOE es más fuerte que el sábado y se ha producido un equilibro de poder; tenemos dos millones de votos más que en las elecciones generales de 2000 y hemos superado esos diez puntos de diferencia", insistía Zapatero en los datos positivos.

Pero Barcelona ha cosechado un bajonazo importante, se ha perdido la Comunidad de Baleares y en las ciudades de Granada y Almería y varias de Asturias han experimentado un descenso inesperado para la ejecutiva federal. La derrota sin paliativos en Murcia les ha dejado sin habla. Pero, sin embargo, ha causado gran satisfacción la mejora de los resultados en el País Vasco. Todas las explicaciones que se dan en Madrid son de carácter local.

Por ejemplo, el descenso en Murcia tiene que ver con el Plan Hidrológico Nacional en la misma medida en que ha beneficiado a los socialistas en Aragón. El presidente socialista, Marcelino Iglesias, se ha consolidado y se ha acogido con gran satisfacción la victoria de Juan Alberto Belloch en Zaragoza. El líder del PSOE no tiene nada que reprochar a Francesc Antich, hasta ahora presidente de Baleares, porque su partido ha subido de posiciones pero, sin embargo, sus socios de gobierno han descendido. También se recuerda que en las anteriores elecciones el PP no ganó por muy pocos votos.

¿Ha habido una estrategia de campaña equivocada? De momento no hay críticas a su responsable, José Blanco, por cuanto la organización de los actos y los mensajes federales se consideran adecuados. Todos los miembros de la ejecutiva han recorrido España y resaltan que la movilización ha sido inmensa, como destacó ayer la responsable de ONG y Movimientos Sociales, Leire Pajín, que ha dado la vuelta a toda España celebrando actos. La candidata a la alcaldía de Madrid, Trinidad Jiménez, acudió ayer a la reunión de la ejecutiva y notó el afecto de sus compañeros, que la felicitaron por su esfuerzo. La pregunta, no obstante, que miembros de la ejecutiva y otros dirigentes regionales se hacían apuntaban hacia quién suministraba los datos que hablaban de victorias por doquier, incluido el Ayuntamiento de Madrid.