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Los ayudantes de SuperDuncan

El descaro de Ginobili y Parker acerca a los Spurs a la final de la NBA

Javier Casqueiro

Los Spurs de San Antonio no sólo disponen del mejor jugador de la NBA (Tim Duncan). Se muestran intratables también por el descaro y la alegría ofensiva de dos jugadores foráneos, el alero argentino Manu Ginobili y el escolta francés Tony Parker, que comparten su pasión casi genética por el baloncesto desde la infancia y su mitomanía con el más grande, Jordan.

En la última victoria de los Spurs contra los Mavericks, Manu Ginobili no salió de titular. Es el sexto hombre. Pero cuando aterrizó en la pista fue para meter 17 puntos en la primera mitad, además sobre sólo 9 tiros. Y para dejar una jugada inolvidable. Se encontró tan cómodo que se permitió un mate de esos que sólo esculpe ya su admirado Kobe Bryant: recibió fuera de la línea de tres un pase de Duncan, encaró la canasta desde el lateral casi por debajo, hizo un reverso y machacó ante la impotencia del gigante y torpón LaFrentz. El novato Ginobili acabó con 21 puntos y realizó su mejor partido desde que llegó el verano pasado a la NBA, tras ratificar su potencial en el Mundial de Indianápolis al frente de Argentina.

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El trabajo de Ginobili fue arropado por el escolta Tony Parker, máximo anotador del equipo, con 25 tantos, incluso por encima de Duncan (21 puntos, 20 rebotes, siete asistencias). Ha anotado más de 20 puntos 26 veces en esta su segunda temporada en la cumbre del basket.

Parker y Ginobili están conduciendo a San Antonio con algunos rasgos comunes. Tony Parker nació en Brujas (Bélgica) hace sólo 21 años, en uno de los muchos destinos europeos de su padre, ex jugador profesional de los Chicago Bulls. El nómada progenitor, que se casó en Holanda con una modelo y afincó finalmente a la familia en Francia, fue el que le llevó un verano a pasar las vacaciones a Chicago. Entonces Parker (T. P.) aún estaba obsesionado con su progresión en el fútbol como delantero centro. Pero, ese verano, Tony pudo ir a ver ni más ni menos que a Michael Jordan. La fotografía que inmortalizó el momento forma parte de los tesoros familiares y quedó enmarcada para siempre en su habitación.

El padre de Emanuel David Ginobili, ahora 25 años y un currículo ya chequeado con títulos con los italianos de la Kinder de Bolonia, era el presidente y propietario del club de baloncesto de su ciudad en Bahía Blanca. Sus dos hermanos también son jugadores de baloncesto. Y en su cuarto de la infancia también hubo siempre un espacio central reservado para el póster tamaño gigante de Jordan.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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