El Gobierno israelí aprueba el plan de paz y la creación de un Estado palestino

El Gobierno israelí aprobó ayer la Hoja de Ruta con 12 votos a favor, siete en contra y cuatro abstenciones. A pesar de haber insinuado que presentarían su dimisión si el plan del Cuarteto (EE UU, Rusia, la UE y la ONU) era aceptado, los ministros de la extrema derecha decidieron permanecer en la coalición gubernamental. Por su parte, los dirigentes palestinos insistieron en la necesidad de comenzar a aplicarlo de inmediato y sin modificaciones, pero el Gabinete israelí volvió a condicionar la aplicación a que sus reservas sean introducidas sobre la marcha.

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, se salió finalmente con la suya y obtuvo el apoyo de su Gobierno al plan de paz elaborado por el Cuarteto. Por primera vez desde la creación de Israel, el Ejecutivo aprobó un documento cuya última fase supone la creación de un Estado palestino, -en 2005-, algo que no había sido concretado ni en los Acuerdos de Oslo. No obstante, Sharon aseguró que no procederá a aplicarlo salvo que se tengan en cuenta las 14 condiciones que ha expresado con anterioridad -la más importante de ellas, la renuncia al derecho al retorno de los refugiados palestinos-, que espera sean introducidas durante la aplicación del plan.

Tras seis horas de acaloradas discusiones, en las que se manifestaron importantes contradicciones internas, el Consejo de Ministros concluyó con una votación a mano alzada. Entre los 12 que votaron a favor estuvieron el conjunto de ministros del partido liberal Shinui y algunos de los del conservador Likud. Tal como se preveía, la formación que preside Ariel Sharon se fragmentó a la hora de abordar una cuestión en la que el consenso parece inalcanzable. Dos miembros del Likud, el titular de Agricultura, Israel Katz, y el ministro sin cartera Uzi Landau, emitieron su voto negativo. A ellos se unió el ministro para cuestiones de Jerusalén, Natan Sharansky, del partido ruso Israel b'Aliya, además de los cuatro representantes del Partido Nacional Religioso y el de Unidad Nacional, considerados de extrema derecha.

El bloque de las abstenciones estuvo encabezado por el superministro de Economía y Hacienda, Benjamín Netanyahu, que si no votó en contra fue para no enfadar a la Administración estadounidense. A Netanyahu se añadieron el titular de Seguridad Pública, Tzachi Hanegbi; el de Sanidad, Dan Navé, y la de Educación, Limor Livnat. Esta última aprovechó la sesión para hacer circular una declaración condicionando la aplicación de la Hoja de Ruta a la renuncia al derecho del retorno de los refugiados, a no volver a las fronteras de 1967, a no hacer concesiones en Jerusalén y a impedir la creación del Estado palestino hasta que el terrorismo haya sido completamente erradicado.

Satisfacción palestina

Las profundas diferencias de opinión en relación a la Hoja de Ruta no provocaron las dimisiones con las que habían amenazado los ministros del Mafdal (Partido Nacional Religioso) y el de Unidad Nacional.

Los dirigentes palestinos reaccionaron de forma positiva ante la aprobación oficial del plan. No obstante, insistieron en que "debe ser aplicado sin precondiciones", según indicó el nuevo titular de Información, Nabil Amro. Su predecesor en el cargo y actual ministro de Asuntos Gubernamentales, Yasir Abed Rabbo, señaló que "para comenzar a aplicarlo tiene que empezar poniendo fin a los castigos colectivos y a la expansión de los asentamientos". Por su parte, el titular de Exteriores, Nabil Shaath, además de congratularse del resultado, adelantó la posibilidad de que el primer ministro, Abu Mazen, se reúna este lunes con Sharon. También expresaron su satisfacción por la decisión del Gobierno israelí Francia, Rusia, UE y la Casa Blanca.

La entrevista entre Abu Mazen y Sharon sería el prólogo de la cumbre trilateral que ambos podrían celebrar con el presidente de EE UU, George W. Bush, que ha expresado su voluntad de desplazarse a la región a principios de junio para impulsar el proceso de paz. Aunque fuentes diplomáticas han comenzado a barajar la fecha del 4 de junio como la más probable para la cumbre, todavía existen diferencias de criterio respecto de su contenido y sus invitados.

Fuentes del entorno de Sharon aseguran que éste querría dejar fuera de la conferencia a la Unión Europea y a la ONU, a las que considera más próximas a las tesis palestinas que a las suyas propias. Asimismo, las malas relaciones personales que mantiene con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, hacen que prefiera una localización alternativa a la propuesta del balneario de Sharm el Sheij, situado junto al mar Rojo.