El resultado electoral sume en el desconcierto al socialismo valenciano que lidera Pla

Derrota amarga en Blanquerías, cuartel general de los socialistas valencianos. El PSPV-PSOE mejoró sus resultados respecto a los comicios de 1999 pero no alteró el mapa político valenciano, donde el PP conserva la mayoría absoluta en el gobierno de las principales instituciones valencianas. Los socialistas mantuvieron alta la moral hasta las once de la noche en que los resultados viraron a favor del PP. La victoria popular pilló desprevenido al PSPV-PSOE. El candidato a la presidencia de la Generalitat, Joan Ignasi Pla, se comprometió pasadas las doce y media de la noche a defender su programa en la oposición.

Los socialistas recibieron con frialdad e incredulidad los sondeos dados por todas las televisiones a las ocho de la tarde con los colegios electorales recién cerrados. La mayoría presagiaban un resultado comprometido para el PSPV-PSOE, con una horquilla que situaba al PP en la mayoría absoluta o cerca de ella.

La gente continuaba llegando a las puertas de la sede del partido en Valencia, confiada en que, tras ocho años en la oposición, era posible un vuelco político en la comunidad autónoma y un considerable avance en los grandes ayuntamientos. "Hay partido", subrayaba uno de los seguidores.

El secretario de Organización, Vicent Sarrià, valoraba en la sala de prensa la jornada los sondeos. "Observamos un notable descenso del respaldo popular del PP, unido a un aumento de la confianza ciudadana en los socialistas".

Los socialistas confiaban en que el índice de participación en estos comicios, un 72,05%, cinco puntos por encima de los de 1999, beneficiaran a los partidos de izaquierda, pero, vistos los resultados, algún dirigente reconocía que la movilización más sólida se ha producido precisamente entre el electorado de la derecha.

Al 33% escrutado, los resultados indicaban un retroceso del PP en relación a las pasadas elecciones, pero la fuerza conservadora seguía sin duda alguna, siendo la fuerza más votada. Ganaban la Generalitat, conservaban las tres diputaciones provinciales y los ayuntamientos de las tres capitales de provincia. La situación se volvía más compleja para los socialistas a cada minuto que pasaba. El candidato a la alcaldía de Valencia, Rafael Rubio, era el primero en comparecer antes los medios de comunicación para valorar unos resultados, donde el PSPV pasaba de 11 a 12 concejales -en 1999, el PSPV ya se quedó a 500 votos de este resultado-. A pesar de todo prefirió huyó hacer una lectura derrotista. "Estamos en una senda de avance. Somos el único partido que ha crecido en votos y en concejales frente a un desgaste del PP", apuntó Rubio. El candidato municipal felicitó a su adversaria política Rita Barberá por su victoria y anunció que continuará en su puesto porque "tenemos el refrendo de un 32% de los votos y, por tanto, una responsabilidad".

Unos segundos antes de que el vicepresidente del Gobierno valenciano, José Joaquín Ripoll, confirmara la victoria popular al 75% del voto escrutado, el secretario de Organización, que acusó al Gobierno valenciano de retener y ocultar los datos, insistiía en la pérdida de votos del PP y consideraba "prematura" la lectura triunfalista de la formación conservadora.

La moral de los seguidores que aguantaron este último recuento estaba por los suelos. A la cuarta planta, donde desde las nueve y media de la noche se hallaba el secretario genera del PSPV-PSOE y candidato a la presidenica de la Generalitat, Joan Ignasi Pla, se produjo un desfile de dirigentes socialistas. Pla comparecía finalmente pasadas las doce y media de la noche con dos mensajes claros: "Quiero asegurar a los que nos han votado y a los que no que vamos a trabajar de forma intensa desde nuestra responsabilidades". Y agregó: "Para mi es muy importante defender lo que hemos comprometido durante la campaña electoral".

Los más de 100.000 votos que han aumentado los socialistas supieron a poco en una noche como ayer, donde el PSPV-PSOE aspiraba incluso a formar gobierno. Además, la decepción valenciana tenía sus repercusiones en Madrid.