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LA INCERTIDUMBRE ECONÓMICA MUNDIAL

EE UU aprueba un recorte fiscal valorado en 330.000 millones para reactivar la economía

La cifra es menos de la mitad de lo reclamado por Bush, pero el presidente la aceptó de buen grado

El Congreso de Estados Unidos aprobó ayer un plan de recortes de impuestos de 330.000 millones de dólares en diez años para familias, inversores y pequeñas empresas. Es menos de la mitad de lo reclamado por George Bush para estimular la economía nacional, pero el presidente lo aceptó de muy buen grado. Muchas de las previsiones tienen un carácter temporal, que será difícil eliminar cuando se cumplan los plazos porque la reversión sonará a subida de impuestos. Un estudio independiente calcula que, de mantenerse las exenciones, el fisco dejará de ingresar 800.000 millones.

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Las perspectivas de crecimiento económico de EE UU han sido rebajadas esta semana hasta una tasa anual del 2,2%-2,3%, inferior al 2,4% del año pasado, datos que dan fuerza al argumento de Bush de que la economía necesita un empujón. El presidente pidió en enero 726.000 millones de rebajas fiscales por considerar que así se incrementaría el consumo y se animaría la inversión creadora de empleo. Los congresistas temían más las consecuencias de esa generosidad sobre el déficit y tras intensas negociaciones han llegado a un paquete de 330.000 en rebajas fiscales complementado con otros 20.000 millones de ayudas a los Estados.

El plan adelanta rebajas ya previstas en el impuesto sobre la renta (los topes pasan del 38,6% al 35%, del 35% al 32%, del 30% al 28% y del 27% al 25%), que producen casi la mitad del recorte aprobado, aunque sólo deberían regir durante dos años. Los impuestos sobre dividendos y rentas de capital, que ahora están en el 38,6% y el 20%, respectivamente quedan reducidos al 15%, pero sólo hasta el año 2008. Familias con hijos recibirán 400 dólares adicionales de ayuda, se incrementarán las deducciones a las parejas con dobles ingresos y las pymes podrán desgravar hasta 100.000 dólares en inversión. "Es bueno para los trabajadores, para las familias, para los inversores y para los pequeños empresarios", dice Bush, mientras los demócratas hablan de escándalo y de las fatales consecuencias para un déficit que este año ya va a superar los 300.000 millones de dólares.

Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, es partidario de eliminar los gravámenes sobre el capital, pero alerta sobre los costes de otras medidas. El miércoles compareció ante el comité conjunto de Economía del Congreso para reiterar su creencia de que los fundamentos de la economía son sólidos. La de cal fue acompañada de la de arena cuando dijo que, una vez concluida la guerra de Irak, serán necesarias muchas más semanas para conocer el verdadero estado de la primera economía del mundo. "No está claro si nos encontramos en el fulcro de una sustancial recuperación económica", indicó. Él dice no tenerlo claro, pero un sondeo realizado por la Reserva Federal de Filadelfia entre 35 reputados economistas deja pocas dudas sobre la calidad de la recuperación. Habrá crecimiento, pero será débil y justo para mantenerse a flote, en imagen natatoria utilizada por William Poole, el presidente de la Fed de St. Louis.

La economía estadounidense creció al año pasado un 2,4%, insuficiente para inspirar una recuperación estable. Los expertos consultados desde Filadelfia habían previsto para este año un crecimiento ligeramente superior -apenas una décima más, hasta el 2,5%-, pero ahora acaban de rebajarlo hasta el 2,2% en vista de los pobres resultados que esperan del PIB en este segundo trimestre, en torno al 1,8%, en línea con el 1,6% del periodo enero-abril. Creen que, a partir del verano, la economía recuperará algo de tono, con un crecimiento para los dos trimestres finales del 3,4%.

La Asociación Nacional para la Economía Empresarial (NABE) ha realizado otro sondeo entre 37 importantes economistas que confirma la tendencia. La NABE también ha rebajado sus anteriores previsiones y ahora aventura que este año el PIB de Estados Unidos subirá el 2,3%. Es ligeramente más optimista que Filadelfia, porque para finales de año estima que la economía podría avanzar a una tasa del 3,9%. Uno y otro estudios calculan que en 2004 el crecimiento será del 3,6%, el más alto porcentaje desde el 3,8% de 2000, último de los de una década de expansión sin precedentes.La NABE incluye en sus previsiones medio punto adicional inducido por el plan de estímulos económicos aprobado por el Congreso.

Se amplía el subsidio de paro

Tanto el sondeo de Filadelfia como el de NABE mantienen este año la tasa de desempleo en el actual 6%, la más alta en ocho años, con una ligera mejora en el electoral 2004. La economía seguirá dependiendo del consumo privado, alentado por los cheques que este verano enviará el fisco a los contribuyentes y las menores retenciones en nómina, en aplicación de las exenciones fiscales del programa de estímulos económicos con efectos retroactivos desde el 1 de enero, y por un incremento de las rentas salariales en torno al 3,3% en el actual ejercicio. Eventuales rebajas en los tipos de interés por parte de la Reserva Federal para insuflar aliento a la economía abundarán en la creación de liquidez en los hogares mediante la refinanciación de hipotecas, un fenómeno al que Greenspan atribuyó ante los congresistas un poder estimulante superior al del plan fiscal de Bush.

Los economistas consultados por la Fed de Filadelfia y por la NABE descartan que vaya a hacerse realidad la temida deflación, la caída sostenida de precios de catastróficas consecuencias para las empresas y el empleo. Los técnicos creen que se darían las condiciones para una situación deflacionaria si la economía creciera al 1% y el paro ascendiera al 8%. Las proyecciones no sólo no apuntan en esa dirección sino que vaticinan un incremento de los precios al consumo del 2,4% a finales de año. Diciembre de 2002 concluyó con una inflación del 1,6%.

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