De Antonio Catalán a José Antonio Castro
José Antonio Castro, un emprendedor de primera generación que representa la savia nueva de la Barcelona de los negocios, es el corazón del grupo familiar que controla Hesperia. Constructor de éxito en la etapa más expansiva de la Ciudad Olímpica, se subió al carro del cartel inmobiliario catalán en el que comparte entorchados con Josep Lluis Núñez (Núñez y Navarro), Josep Marsà (La Llave de Oro), Bruno Figueras (Hábitat) o el promotor Enrique Reyna, que probó fortuna en la presidencia interina del FC Barcelona.
El primer accionista de Hesperia, miembro de la ejecutiva de la Cámara de Comercio de Barcelona y consejero de Bankpime, creció al ritmo vertiginoso del último boom inmobiliario y ahora reinvierte sus ganancias en el sector turístico. Su mascarón de proa, el Gran Hesperia Hospitalet, es un coloso de 32 plantas, que se está levantando en la Gran Vía Sur de Barcelona y se divisará desde el aeropuerto de El Prat. Quizá el nombre de la cadena fue más conocido por la protesta protagonizada en 1988 por varios jugadores del Barça contra la directiva presidida por Núñez en uno de sus alojamientos de la capital catalana en lo que se conoció después como el motín del Hesperia.
Si consigue incorporar NH a su grupo, Castro ganará dos cosas: pedigree y una cadena de hoteles de ciudad, que fue fundada por el empresario navarro Antonio Catalán (otro hombre con carisma en el sector) en el año 1976, y que hoy es el tercer grupo europeo de hoteles de negocios. Catalán logró afianzar una cadena que en 1994 contaba con 52 hoteles, de los cuales 16 eran en propiedad y el resto con contratos de arrendamiento.
Aquel mismo año, Catalán vendió el 51% del capital de NH Hoteles a Corporación Financiera Reunida (Cofir) por unos 7.000 millones de pesetas. Tres años más tarde, la sociedad de inversión controlada por Carlo de Benedetti, los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer (los Albertos) y el BBVA se hizo con el 100% del capital. Con los recursos obtenidos, Catalán comenzó su segunda andadura empresarial al crear la cadena AC con el mismo objetivo: refundar una cadena de hoteles de ciudad, que está en pleno crecimiento y que estudia lanzarse también en establecimientos rurales.
La cadena NH, que cotiza en la Bolsa española desde el año 1992 (entró en la bolsa holandesa, alemana y en Nueva York) está dirigida desde 1999 por Gabriele Burgio, un directivo que, tras compartir la gestión con el fundador del grupo, asumió las riendas.
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