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Reportaje:

¿Merece la pena?

La final de la Copa de la UEFA deja en Sevilla unos beneficios de 17,3 millones, además de molestias y basura

El pasado viernes 16, las calles del centro de Sevilla comezaron a poblarse de un tipo de turismo que despierta bastante recelo. Miles de hinchas del Celtic de Glasgow comenzaron a festejar ese día, y así estuvieron hasta ayer tarde, la final de la Copa de la UEFA entre su equipo y el Oporto. Unos festejos que han sorprendido a todos por su carácter pacífico, ya que con cerca de 90.000 seguidores por las calles apenas si se han registrado incidentes comparables a los que se repiten en la capital cada vez que el Betis y el Sevilla miden sus fuerzas en un derby.

La lección de civismo que han ofrecido ambas hinchadas se ha visto algo ensombrecida por las molestias que los insaciables bebedores escoceses han causado a los vecinos de las zonas céntricas que convirtieron en sus lugares de reunión y esparcimiento, como la del Arenal y la de la Catedral de Sevilla, dos de las zonas más castigadas por este trasiego.

Cristales, botellas, vomitonas y todo tipo de residuos, sólidos y líquidos, porque la bejiga tiene un tope y los bares pocos baños, han sido parte del paisaje de estas calles durante seis días con sus noches. El servicio de limpieza municipal, que ultima los datos definitivos sobre la cantidad de residuos recogidos, redobló sus equipos, medida que a partir del martes fue del todo insuficiente en algunas zonas. Bastaba pasar por la catedral a cualquier hora del día para ver que los 70 operarios de la limpieza eran incapaces de retirar lo que estos enamorados de la cerveza iban dejando. Pese al talante amigable de los escoceses, los pequeños comercios y algunos bares han evitado convertirse en lugar de avituallamiento para evitar posibles incidentes causados por el exceso de alcohol. Este es el caso de la bodega Los Soportales de la Plaza del Salvador, que desde el pasado lunes optó por adelantar el cierre para evitar que los más beodos siguiesen allí su fiesta. O de los pequeños comercios de la calle Arfe en el Arenal, que han evitado caer en la tentación de reforzar sus cámaras con cajas y cajas de cerveza, aunque en ello se les fuera hacer el agosto en pleno mayo.

"Prefieron mil veces a los escoceses que a los que vinieron hace unas semanas para celebrar la santificación de Santa Ángela de la Cruz. No dan un ruido y son muy educados", explica Joaquín, alma de la barra del Mesón Serranito, junto a la plaza de la Maestranza.

En el Ayuntamiento de Sevilla, cuyo alcalde felicitó a su homólogo escocés por el comportamiento de esta afición, se frotan las manos. El área de Economía cifró ayer en 17,3 millones de euros los beneficios que ha dejado la final de la UEFA en la capital, donde no quedó una plaza hotelera libre. También la fábrica Cruz Campo se felicita por las cuentas: ha suministrado entre 150.000 y 170.000 litros de cerveza extra durantes estos días en los que el sofocante calor la ha convertido en la estrella de las bebidas.

A esto hay que sumar la proyección internacional de Sevilla a través de los numerosos medios de comunicación llegados para cubrir este evento deportivo, como señala el responsable de la Sociedad Estadio Olímpico, Rafael Carmona, que ya ha solicitado a la UEFA que Sevilla acoja en agosto la final de la Supercopa de Europa, partido que traería a unos 15.000 aficionados a la capital en plena temporada baja.

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