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Reportaje:ELECCIONES 25M | El perfil de Hernani

El final del rodillo de Batasuna

Hernani ha sido históricamente uno de los baluartes de la izquierda abertzale. La democracia dio sus primeros pasos con HB en la alcaldía, donde se mantuvo durante doce años. Aunque fue la lista más votada en 1991 y 1995, la formación independentista perdió el control del Ayuntamiento al unir sus fuerzas EA, el PSE y el PNV. José Antonio Rekondo, de Eusko Alkartasuna, tomó entonces las riendas del consistorio. Tras la ilegalización de Batasuna, que ha gobernado con mayoría absoluta desde 1999, y la anulación de su plataforma sucesora, las miradas se vuelven ahora de nuevo hacia él.

Rekondo se muestra cauteloso: "La última palabra siempre está en manos de los sufragistas", destaca. De todas formas, afronta el momento "con el ánimo suficiente como para creer que se puede aportar algo mejor para los próximos cuatro años".

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Destino en más de una ocasión de las iras del entorno radical, el cabeza de lista de la coalición EA-PNV, la más votada en las últimas autonómicas, apunta que este mandato ha discurrido "más pacífico". ¿Las razones? "Un poco de todo", dice, e incluye en la lista que "se ha actuado contra la kale borroka y el gobierno ha sido el que ha sido".

Pero resalta que "también es cierto" que, tras muchos años, Hernani ha sido escenario de un asesinato de ETA, el del ertzaina Iñaki Totorika, muerto por la explosión de un coche bomba el 9 de marzo de 2001. Tampoco olvida "las amenazas tácitas o expresas a una buena parte de los concejales, lo cual condiciona".

"La normalización municipal y la integración entre ciudadanos de diferentes pensamientos sigue siendo una asignatura pendiente", reconoce Rekondo. Más tajante, el concejal y cabeza de lista del PSE, José Morcillo, asegura que en Hernani, donde Aralar no presenta candidatura, "se palpa el miedo. No es un pueblo donde la gente hable con desconocidos y de cualquier cosa. Es el tipo de pueblo que tenemos y ha promovido el gobierno actual".

Respecto a la gestión del Ayuntamiento en estos últimos cuatro años, el candidato de EA-PNV afirma que la actitud del equipo de gobierno ha sido "muy poco transparente", pues los partidos de la oposición "no han tenido acceso a las grandes decisiones, ni siquiera a la información básica para cuestionarlas". "Ha sido un ejercicio de despotismo llamativo, que no se había producido en todos los años de la democracia", apostilla. Morcillo coincide con su compañero de corporación: "Han gobernado aplicando el rodillo de la mayoría en todos los aspectos, hasta en los más nimios".

Rekondo admite que el gobierno encabezado por Mertxe Etxeberria ha hecho algunas cosas bien, aunque matiza que la mayoría de ellas responden a líneas de trabajo que ya habían puesto en marcha los equipos de gobierno precedentes. Y pone como ejemplo la rehabilitación del casco histórico de la localidad o el impulso de promociones de viviendas protegidas cuya tramitación ya estaba iniciada. No obstante, y deteniéndose en este capítulo de las viviendas de protección oficial, explica que el tripartito municipal firmó en su día un convenio con el Gobierno vasco para construir en la zona de Sagastilla un total de 600 pisos, cifra que se ha reducido a 350 a petición de Batasuna. "Entraban terrenos donde había otros intereses", como "parcelas con caseríos", apunta Morcillo.

En cualquier caso, el candidato nacionalista critica que, nada más entrar en el gobierno, Batasuna "metió en el cajón" el proyecto de revisión del planeamiento urbanístco diseñado por sus antecesores. A partir de ahí, "eludiendo la visión global de esa revisión, ha realizado actuaciones puntuales, pero desarrollando los suelos previstos, algo por lo que le ha reñido la Diputación y el Gobierno vasco", explica. Ha actuado, además, según constata Rekondo, "sin dar mucho juego a la participación popular".

En opinión de Morcillo, el gobierno local de Batasuna no ha funcionado con la visión de incluir a Hernani en la futura gran metrópoli conformada por Donostialdea y Bidasoa. "Tienen auténtico pánico a que crezcan las poblaciones, porque temen perder el control político", indica el aspirante socialista. El único edil del PP no llegó a tomar posesión de su puesto.

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