Ni voto ni pasaporte
Se me ocurrió presentarme el martes pasado en el consulado de España en París para averiguar por qué nunca recibo papeletas de voto, pero nadie sabía nada. Además, me contestaron, no es asunto nuestro. Claro, París no es Miami, pensé. Bueno, por lo menos renovar el pasaporte sí ¿verdad? Espere una hora, me dijeron después de que hube pagado. Una hora, dos, tres, y conmigo unas veinte personas. Inquirí. Vuelva usted mañana (con notorio desprecio). Quise ver al cónsul. No había ningún cónsul (de los tres que ocupan ese cargo) para firmar. Denme el libro de reclamaciones. No lo encontraban. Redacté una protesta a mano y exigí el cuño oficial. No sé qué harán con ella. Ni con el dinero. Ni con el pasaporte, porque ya no podré votar y mañana no vuelvo.
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