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Reportaje:ELECCIONES 25M | Nuevos votantes y conflictos

El desembarco británico en Iznájar

La llegada de ingleses a este municipio cordobés lleva al PSOE a editar un programa electoral bilingüe

Iznájar es un pequeño y tranquilo municipio de unos 5.000 habitantes situado junto al pantano del mismo nombre y con 16 aldeas. Desde hace año y medio, atrae a una población extranjera antes inédita, los ingleses. Esto ha revolucionado parte de la vida económica del pueblo, donde operan cinco agencias inmobiliarias y crece el turismo rural.

Aunque la mayoría de británicos, entre 250 y 300, elige Iznájar en periodos vacacionales, unos 70 viven en alguna de las 16 aldeas y son ciudadanos de derecho. Éstos han provocado un negocio inmobiliario antes impensable. Los ciudadanos de Iznájar destacan el respeto que estos británicos profesan hacia cortijos abandonados que han sido recuperados, sobre todo por matrimonios de jubilados. Algunos lugareños han hecho su agosto particular al vender terrenos y casas abandonadas y ahora mismo es difícil encontrar un albañil en el pueblo. Casas que se vendían por 12.000 euros han llegado a cuadruplicar su precio.

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La novedad ha provocado que los trabajadores del Ayuntamiento hayan tenido que realizar cursos de inglés para solventar los trámites de sus nuevos vecinos. También los ingleses aprenden español. Carmen María Arcos, licenciada en Filología Inglesa e Hispánica, es el nexo lingüístico entre unos y otros. Tiene diez alumnos ingleses, "aunque también ves a alguno que otro con el diccionario por las calles a marchas forzadas", explica antes de una clase.

Roger Kay y su esposa Cleare van camino de las clases. Llevan un año en una de las aldeas, Fuente del Conde. Vienen de Chesharre (Inglaterra) y destacan lo tranquilo y barato que es el pueblo. "Aquí no hay estrés", comenta Cleare después de salir de la cafetería Las Nubes, donde fotos con su marido decoran, entre otras, el salvapantallas del ordenador. Le preguntan a la profesora por las elecciones. De momento sólo el PSOE ha editado un programa electoral bilingüe, aunque no parece que vayan a celebrarse mítines con traducción simultánea.

Otro matrimonio, Christopher y Judy Dare, lleva 11 meses en Arroyo de Priego, otra aldea. Christopher dice que el español es difícil, a su esposa se le da mejor. "Esto es precioso, la gente es amistosa y no vives deprisa; en lugar del claxon de los coches oímos cantar a los pájaros", dice Christopher Kay, que aún reforma su casa y ayuda en tareas eléctricas a los compatriotas que toman su mismo camino. El cansancio de la costa es uno de los motivos por los que muchos han elegido Iznájar. Si quieren playa, la tienen a cuarenta minutos en coche.

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Ana Harty, que pasaba por allí con su guitarra y un ramo de flores, también votará. Vive en el pueblo y sus dos hijos van a la escuela. Harty, que destaca la gastronomía, no recurre a las clases de inglés y prefiere aprender el español directamente de la gente. "Mi marido mis hijos y yo nos quedaremos para siempre, en Londres hay mucho crimen y drogas y eso no es bueno para los niños". Además de la vida contemplativa, algunos ingleses establecidos en Iznájar se dedican a convertir cortijos abandonados en hoteles rurales para visitantes ingleses, que pagan más.

Es el caso de Andy y Karen Winn, que han elegido para vivir Fuente del Conde. Tienen un hijo de 15 años en la escuela. Andy, que era policía en New Brighton (Inglaterra), envidia la tranquilidad de los agentes en Iznájar y aún casi ni se cree que no haya que echar la llave al coche. Aunque está encantado, Andy comenta que a veces algunos comercios redondean al alza ante su acento y que le dieron un presupuesto para la piscina un poco desorbitado. "Cuando acaben las obras, tomaré clases de español", asegura.

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