La luz que vive dentro de la sombra
El poeta "busca en la palabra la faz de lo real que lo real elude". Así expresaba Ada Salas (Cáceres, 1965) su concepción del poema en el texto que precedía a la selección de poemas incluidos en la antología colectiva Pasar la página. Poetas para el nuevo milenio (2000). Contención e intensidad expresivas, temblor emocional ante el milagro de la vida y pesadumbre ante la certeza de su fugacidad, algo que sólo atempera y, a veces, salva la palabra. Con esos mimbres teje Ada Salas, en Lugar de la derrota, el cesto de una poesía con sentido en sí misma, sin el referente de la realidad o sólo de una realidad entrevista de manera oblicua y huidiza. Entre la estética del silencio y la reflexión existencial, los poemas que integran el libro -al que cabe juzgar, también, como libro-poema- muestran una visión pesimista del mundo pues todo asomo de vida tiene su correspondencia negativa en la muerte del mismo modo que la palabra contiene su reverso: el silencio, el vacío. Todo el poemario es una suerte de juego de equilibrios entre fuerzas contrarias (luz y sombra, memoria y olvido, miedo y esperanza, gozo y dolor, río y piedras, amor y desamor, ruina y plenitud), algo así como el hilo de lenguaje que intenta expresar la síntesis de las fuerzas confrontadas, objetivo, por otro lado, imposible en términos de realidad. Fiel a la pulsión que dio sentido a su primer libro, Arte y memoria del inocente (1988), Salas continúa con Lugar de la derrota una trayectoria unívoca, sin derivaciones ni ramajes prescindibles, que ahonda en las claves iniciales de su apuesta: la obsesión por la poesía como "estado de carencia", como contenedor de las zonas de sombra que la mirada convencional elude o desconoce y el idioma descubre o revela. En ella, la deriva metafísica, no nos traslada a un lugar desgajado de la vida y del mundo. Nos conduce, por el contrario, a compartir, como lectores, una tensa dialéctica en el escenario de las dudas esenciales: sobre el sentido -o sinsentido- del lenguaje ("Ahora no puedes / hablar / con un silencio que despierte al mundo") y sobre su capacidad para hacer perdurable una brizna de existencia más allá de la muerte ("la más pequeña luz puede calmarme").
LUGAR DE LA DERROTA
Ada Salas. Hiperión. Madrid, 2003. 58 páginas. 7 euros
Seis años después de publicar La sed (1997), Ada Salas nos ofrece una muestra más de su coherencia. Y de su voluntad de ahondamiento en un mundo lírico reconocible y muy sólido. Un mundo hecho, por otra parte, con una poesía con música, sustentada, pese a las apariencias, en un ritmo endecasilábico impecable. Algo, todo hay que decirlo, esencial en todo poema y que no siempre acompaña a la poesía conceptual, metafísica, que llega a las mesas de novedades de nuestras librerías. Con Lugar de la derrota, Ada Salas consolida una obra basada en el rigor y en el afán de búsqueda de la carga escondida en la trastienda del lenguaje (y del silencio, también lenguaje). Una obra levantada a contracorriente que inquieta y que invita al pensamiento.
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