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Un certamen para el parque García Lorca

Federico García Lorca se sentiría feliz estos días en su casa de la Huerta de San Vicente. Allí, en pleno parque con su nombre, se ha instalado este año, por primera vez, la Feria del Libro de Granada, un certamen que se inauguró ayer y que estará abierto hasta el próximo 25 de mayo.

Cerca de medio centenar de casetas se han repartido por todos los rincones del parque. Allí, durante los próximos días, presentarán sus obras autores como Luis García Montero, José Carlos Rosales, Andrés Neuman, Felipe Benítez Reyes y Antonio Gala.

La feria -que a lo largo de los últimos 21 años de existencia se celebraba en la Fuente de las Batallas, el punto que marca el centro de la ciudad- ha decidido instalarse ahora en un entorno menos urbano y mucho más proclive para la lectura. Según la directora de la Huerta de San Vicente, Laura García-Lorca, ése es "el lugar más idóneo".

El certamen de este año girará en torno a la poesía, y especialmente, en torno a Rafael Alberti, dentro de los actos que conmemoran el centenario de su nacimiento.

La feria también ha dispuesto que en torno a unos 1.800 estudiantes y escolares participen en diversos talleres y actividades culturales. La intención es acercarlos lo más posible al mundo de la literatura.

El escritor y docente Juan Mata fue el encargado anoche de leer el pregón de la Feria del Libro, un pregón vitalista pero también plagado de referencias a la invasión de Irak por parte de Estados Unidos. "El siglo XX", dijo Mata, "nos ha demostrado hasta el hastío que la cultura no es un antídoto fulminante contra la barbarie, que un torturador puede compartir el mismo amor por la música que la mujer torturada, que un presidente de gobierno megalómano puede favorecer una guerra cruel con un libro de poemas en la mano". Mata defendió la lectura porque es en los libros, dijo, donde "la vida queda fijada, nítida, significativa, inteligible".

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El escritor apeló también a la necesidad de que exista una "conciencia de lector" que despierte valores como la curiosidad intelectual, la sensibilidad y la avidez a la verdad. También la solidaridad. "Leer", dijo, "es habitar temporalmente en otra patria".

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