Desgarros filiales
Con estos ingredientes, un Robert de Niro impresionante y un paisaje físico y humano de antología, el escocés Michael Caton-Jones traza el mapa no tanto de un conflicto criminal cuanto de la asunción de responsabilidades mutuas, padre e hijo en busca del otro, que es el verdadero corazón de la historia.
CONDENADO
Director: Michael Caton-Jones. Intérpretes: Robert De Niro, James Franco, Frances McDormand, William Forsythe, George Dzundza. Género: drama criminal. EE UU, 2002. Duración: 108 minutos.
Cineasta puntilloso, Caton-Jones traza un prolijo cuadro de la cotidianidad sin esperanza de ambos: cierto, uno es un tipo perfectamente integrado en la sociedad mientras que el otro malvive mendigando, trapicheando o robando para pagarse su dosis diaria. Pero, en el fondo, las carencias afectivas de ambos los hacen personajes sin futuro, casi marginales: De Niro no se trata siquiera con su ex esposa, tiene una relación sin compromisos con una vecina (McDormand) y huye de las invitaciones de su colega (Dzundza) porque observa en su casa "demasiada felicidad", y eso le sume en la nostalgia.
Tampoco su hijo tiene mejor las cosas: ha mantenido una relación con otra drogodependiente de la que tiene un hijo, pero la madre, en rehabilitación, no le permite verlo: en eso, padre e hijo llevan idéntico camino de abandono de sus responsabilidades. O dicho más crudamente: son cualquier cosa menos ejemplos a tener en cuenta.
Con determinación, un uso bastante inteligente de las elipsis y una mirada realista de notable espesor, Caton-Jones logra hacer creíble la historia del encuentro entre esos dos seres tan diferentes y en el fondo tan iguales. Y lo hace sin aspavientos, con contención -al fin y al cabo, teniendo a De Niro en plena forma, lo demás importa poco; y si además todos están bien, como es el caso, pues miel sobre hojuelas-; sin marcar demasiado los aspectos melodramáticos, aunque en algún momento está a punto de perder la compostura. Pero se ve de un tirón, resulta siempre una estimulante peripecia de hombres a quienes nadie ha enseñado a expresar sus sentimientos, pero que no pueden seguir adelante sin hacerlo... un tema tan de hoy mismo, y tan de siempre.
Babelia
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