Arafat y Barak acuden a la cumbre de Egipto en un clima de pesimismo

La cumbre que hoy celebrarán en Sharm el Sheij (Egipto) el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el presidente palestino, Yasir Arafat, difícilmente resucitará el proceso de paz en Oriente Próximo, según reconocieron los protagonistas del encuentro, pero puede servir para sellar un alto el fuego tras dos semanas de Intifada y más de un centenar de muertos. El secuestro de un coronel israelí en Suiza anunciado por el grupo Hezbolá aumentó el pesimismo que rodea la cumbre.

Israelíes y palestinos llegan con pocas esperanzas de acuerdo a Sharm el Sheij. Arafat no confirmó su asistencia a la cumbre hasta bien entrada la noche de ayer, después de que varios de sus colaboradores amenazaran con boicotear el encuentro. Los palestinos mantienen su exigencia de que en la agenda de la reunión figure la creación de una comisión internacional que investigue el origen del estallido de violencia. Los israelíes, por su parte, negaron que exista un orden del día. El presidente de EE UU, Bill Clinton, advirtió anoche, antes de emprender viaje a Egipto, de que no había razones para hacerse "ilusiones". Le acompañan en el empeño por poner fin a la violencia el presidente egipcio, Hosni Mubarak, anfitrión del encuentro, y el secretario general de la ONU, Kofi Annan. También está confirmada la presencia del rey Abdalá de Jordania. El enviado de la UE, Javier Solana, se encuentra ya en Egipto. En medio del clima de pesimismo reinante ayer, el anuncio por parte de la guerrilla libanesa de Hezbolá de que había secuestrado en Suiza a un supuesto oficial de los servicios secretos israelíes vino a enrarecer aún más el ambiente, si bien Barak desmintió que el capturado fuese un espía.