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El 20% de las pacientes con anorexia necesita hospitalización para recuperarse

Los conflictos familiares son caldo de cultivo de la enfermedad

El trabajo de diez años de un equipo médico multidisciplinar del hospital Carlos Haya ha aportado datos y conclusiones que rompen tópicos sobre la anorexia. Según un libro que recopila esa experiencia, el detonante de la enfermedad no es tanto la presión de los modelos estéticos, como los conflictos en el entorno familiar y la dificultad para convertirse en adulto. El 95% de las pacientes son mujeres y el 20% requiere hospitalización.

Para Francisco Tinahones -endocrinólogo del hospital y autor del libro- la moda y la presión social de los modelos estéticos extremadamente delgados sólo son la punta del iceberg de las causas de la anorexia. "Creer que la causa es que no encuentran tallas en Zara es un insulto a la psique femenina", ironizó el facultativo.

Tras el paso de mil pacientes por la unidad que atiende los trastornos alimentarios -el 95% mujeres-, Tinahones concluye que el perfil del entorno en el que surge la enfermedad es el de una madre sobreprotectora, un padre ausente y una adolescente con dificultades para afrontar su paso a la vida adulta. "Esa conducta alimentaria es reflejo de un malestar psíquico, que es la base", apuntó en endocrinólogo autor del libro Anorexia y bulimia, una experiencia clínica.

Del trabajo -en el que han participado la decena de profesionales que forma el equipo- se desprende que una de cada cinco enfermas (20%) requiere ingreso hospitalario para su recuperación debido al deterioro físico provocado por la patología. Frente a este dato, hay otro más esperanzador: el modelo aplicado en Málaga -que combina el tratamiento psicológico, endocrinoló-gico y la participación de la paciente- ha logrado mortalidad cero. Los médicos reconocen que entre el 6 y el 7% de los casos se cronifica, aunque destacan que el 80% recibe el alta después de un año de tratamiento.

El éxito en esa atención depende fundamentalmente de un diagnóstico precoz. En la actualidad, la derivación del médico de cabecera a la unidad específica se produce antes de los tres meses de que aparezcan los primeros síntimas, un avance si se tiene en cuenta que años atrás la demora se situaba en torno a los seis meses.

Debido a la falta de alimentación, la anorexia tiene complicaciones como osteoporosis y alteraciones en el ciclo mestrual. Tinahones advirtió que una vez que la paciente inicia su proceso de recuperación, la rehabilitación nutricional debe ser lenta porque un exceso de comida puede incluso producir la muerte. "Es el síndrome de realimen-tación por el que morían los soldados que volvían del frente en la Segunda Guerra Mundial", explicó.

En su libro, el médico también echa por tierra otros tópicos sobre la enfermedad al afirmar que ni es contemporánea, porque ya existían casos en el siglo XIX; ni existe ningún dato que confirme un incremento de la patología. De los mil casos atendidos en el hospital, la mitad eran pacientes de anorexia y otro tanto de bulimia. Esta enfermedad pasa más inadvertida debido a que no provoca un deterioro físico tan acusado como la anorexia. Por ello, sólo el 5% de los casos requiere ingreso.

Según Tinahones, ambas patologías se han "democratizado", ya que los casos descritos hace bastante tiempo afectaban especialmente a las clases altas, mientras que ahora se detectan en todos los niveles sociales. El endocrinólogo apuntó la dificultad para atajar las enfermedades porque "no está claro qué hay que hacer para prevenir". El programa de trastornos del comportamiento alimentario que dio origen a la unidad, fue impulsado por el psicólogo Manuel Herrera, jefe de servicio de la Unidad de Salud Mental Infantil del Carlos Haya, y fue modelo para otros hospitales andaluces.

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