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ELECCIONES 25M | Las batallas de Navarra y Pamplona

UPN confía en acercarse a la mayoría absoluta en Pamplona

Son muchas las facilidades que la ilegalización de Batasuna y el voto nulo a la plataforma AuB pueden brindar a UPN para acercarse a la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Pamplona. Los radicales fueron en 1999 el segundo partido más votado de la ciudad, aunque con la mitad de ediles que los regionalistas.

En esa tesitura, la alcaldesa, Yolanda Barcina, repite como candidata. Barcina es un rentable invento político de Sanz, que la sacó de la universidad para nombrarla consejera de Medio Ambiente y situarla después al frente de la alcaldía. Se convirtió en 1999 en la primera alcaldesa de Pamplona y quiere renovar el cargo para culminar muchos proyectos que están inacabados, según asegura.

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Ciertamente muchos proyectos, algunos de ellos de relieve, se han ido demorando en exceso a lo largo del mandato, como el museo de los Sanfermines, la nueva biblioteca general, el museo de arte contemporáneo, la estación de autobuses o el controvertido aparcamiento subterráneo de la Plaza del Castillo, rechazado por buena parte de los ciudadanos y para cuya construcción se ha desmantelado un yacimiento arqueológico que reflejaba más de 2.000 años de historia de la ciudad.

Talante autoritario

En líneas generales, nadie niega que en Pamplona el urbanismo sea de calidad, pero el equipo de gobierno ha gestionado la ciudad con un talante marcadamente autoritario en el que los proyectos se han impuesto, en muchos casos, al margen de la opinión ciudadana y de la propia legalidad. La Plaza del Castillo es sólo un ejemplo.

Barcina, diplomacia al margen, llegó a tener serios problemas con sus propios concejales de confianza, algunos de los cuales abandonaron el Ayuntamiento o dimitieron en disconformidad con su manera de proceder.

La alcaldesa no sólo tiene la tranquilidad de haber visto cómo los jueces echaban del terreno de juego a su directo rival abertzale, sino que además goza de la ventaja de su popular imagen y de competir con un candidato socialista, Francisco Calvo, escasamente conocido.

El PSN ha renovado por completo su candidatura y Calvo, subdirector de la Seguridad Social en Navarra, es un recién llegado a la política. IU presenta a una mujer, Idoia Saralegui, como candidata y los nacionalistas de Aralar y EA-PNV pugnan por entrar en el consistorio con dos viejos conocidos rescatados de la reserva política, Javier Eskubi e Iñaki Cabasés, como cabezas de lista.

Durante el cerrado mandato, UPN ha establecido rígidos controles burocráticos de permisos, tasas y sanciones que aplica a todos los movimientos vecinales, asociativos o de índole social que no controla. Esa restrictiva actuación ha generado un elevado nivel de conflictividad vecinal.

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