¿Utopía?
La popularidad que hemos podido comprobar que tienen las Hermanas de la Cruz en Sevilla me hace pensar que son muchos los valores humanos que trascienden los valores personales y las ideologías. Entre ellos están los valores artísticos que llegan y pertenecen directamente al individuo que los percibe o los practica, cuya experiencia, aunque no pase de ser minoritaria, enriquece la cultura y el prestigio de la sociedad. Están también los valores científicos que pueden mejorar nuestra calidad de vida, y la arquitectura, que cabalga entre la ciencia y el arte, en la que contamos con personalidades muy prestigiadas que acrecientan la belleza y la cultura, que enriquecen a la ciudad y a la sociedad en general.
En nuestras fiestas hay valores étnicos, religiosos y culturales de gran popularidad, tanta que a veces considero que se podría compartir la ilusión que se pone en ellas con la ilusión que falta en otros asuntos que también lo merecen; aunque no me cierro a la posibilidad de que precisamente a ese exceso de ilusión se deba el resultado tan espectacular de las fiestas.
Y quedan algunos valores éticos y sociales como pudieran ser la generosidad, la honradez y la naturalidad. Son valores de las Hermanas de la Cruz, de muchas ONG y también personales y profesionales. En muchas ocasiones, ponerlos en práctica es tarea de héroes que dedican su vida a ello y están dispuestos incluso a perderla.
Vivimos un tiempo en el que la competitividad y la ambición son necesarias y la sociedad nos inculca la necesidad de "ser alguien", que es como llenarnos el alma con un embudo de problemas y frustraciones; un tiempo para asentir a los eslóganes como corderitos descerebrados porque salirse de la corriente es quedarse marginado, solo, sin nadie que te ayude a salir del hoyo. Eso no quiere decir que no se pueda triunfar con los valores descritos, pero hay muchas ocasiones en las que esos mismos valores no dan nada a cambio, en las que quienes los practican pasan por la vida desapercibidos, como una sombra. A veces me da la sensación de que algunas utopías funcionan, aunque sea en secreto y en pequeños grupos.
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