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Reportaje:Apuntes

Una silla que sube escalones

Un proyecto final de carrera valenciano, basado en un prototipo virtual, es finalista de un certamen mundial

La realidad fantástica de Guillermo Bruixola se basa en una silla de ruedas eléctrica para superar barreras arquitectónicas. En concreto es capaz de superar 20 centímetros de desniveles, lo equivalente a un bordillo o dos escalones. Para la multinacional norteamericana PTC, con cerca de 30.000 empresas e instituciones como usuarias a diario, este proyecto final de carrera diseñado por el ya ingeniero de la Universidad Politécnica de Valencia ha merecido estar entre los cinco finalistas de su concurso mundial, al que ha llegado otro equipo español, liderado por la Universidad de Navarra.

Para su elaboración Bruixola diseñó un modelo virtual con un sistema CAD (Computer Aided Design), siglas que se traducen por diseño asistido por ordenador, con el software Pro/Engineer, de la firma PTC. "Hay diferentes sistemas para modelar por ordenador. Éste estaría entre los cuatro más potentes", aclara Manuel Contero, profesor del departamento de Expresión Gráfica en la Ingeniería que ha dirigido el proyecto. Para diseñar los motores Ford se utiliza otro CAD, el programa Ideas de la compañía EDS. Lo llamativo de las fascinaciones mecánicas radica en que se venden por anticipado, antes de haberse fabricado materialmente, así se han comercializado las últimas generaciones de Airbus, explica Contero. Pedidos en firme de ingeniería de ficción, que ahorran costes, tiempo e incrementan la calidad.

Los modelos virtuales se manifiestan realistas en la pantalla del ordenador, de modo que cada elemento del mobiliario de la silla de ruedas nominada se puede aislar en perspectiva con sólo presionar sobre la pieza con el ratón. A su vez, esta opción fragmentaria se completa con programas de simulación que permiten comprobar cómo se suben escalones provocando todo tipo de avatares al maniquí piloto. Si se hiciera físicamente, la silla concebida por Bruixola para su proyecto fin de carrera, sufriría desperfectos, lo que obligaría a repararla, o fabricar otra. "En la misma cantidad de tiempo puedes experimentar con más alternativas y seleccionar la mejor, por eso los modelos automovilísticos se renuevan en poco tiempo". Otros sectores, como la industria valenciana del mueble, con empresas que facturan millones de euros anualmente, no se acaban de creer estos métodos, como ha comprobado el profesor, al tutelar otros proyectos finales de carrera.

Lo que hace peculiar la silla de Bruixola no es su diseño ergonómico, sino la incorporación de un mecanismo que permite superar escalones y que facilita el movimiento en terrenos irregulares. Un diseño de silla basado en un inteligente engranaje, sin apenas electrónica, que no encarece el precio al usuario. Éste podría adquirirla por unos 3.000 euros, como las tradicionales eléctricas. "Lo más complicado fue cómo calcular el mecanismo, que viene a ser la piedra angular de la silla", rebobina mentalmente el joven ingeniero, que en las primeras fases recurrió a los ineludibles bocetos en lápiz y papel, y a sus construcciones infantiles de Lego. No ha tenido que destripar, ni montar sucedáneos físicos después del juguete.

Antes de decantarse por la fabricación de la silla, Bruixola caviló otros proyectos, como un coche tubular para desplazarse por la playa y una cama hospitalaria, que abortó tras realizar el pertinente estudio de mercado. Mañana se cierra el plazo para que este candidato y su proyecto reciban votos a través de la página (http://www.ptc.com), puesto que gana la candidatura virtual más votada. Los internautas ven la fotografía del proyecto, pero no tienen acceso a observar las eficaces simulaciones, aunque la empresa las ha pedido a todos los finalistas.

La Universidad Politécnica de Valencia trabaja con el sistema Pro/Engineer desde hace cinco años, sobre todo en Ingeniería Industrial, para otras se utilizan diferentes aplicaciones. La empresa rebaja el precio del software si la institución pertenece a la rama de la educación. El precio de venta de una licencia oscila entre los 6.000 a 9.000 euros, mientras que a las universidades les cuesta 3.000 para uso de toda la comunidad.

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Grafismo con ingenio

El DEGI (Departamento de Expresión Gráfica en la Ingeniería) de la Universidad Politécnica de Valencia está diseminado por todo el campus, donde imparte asignaturas de dibujo técnico, geometría descriptiva y diseño asistido por ordenador. Materias clásicas y punteras en un departamento que mantiene varias líneas de investigación.

El grupo bautizado como MedicLab, dirigido por el doctor por la universidad, Mariano Alcañiz trabaja la segmentación de la imagen médica y la simulación quirúrgica. Otra línea de investigación se dirige al diseño de telas y azulejos para obtener los patrones que permitan regenerar o modificar diseños antiguos, a través de la digitalización de la cadena. Y otro grupo investiga en los últimos ordenadores que almacenan imágenes en 3D al dibujar con un lápiz sobre la pantalla.

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