Placer macabro
Si pueden, vean A dos metros bajo tierra, la serie que La 2 estrenó el martes. Es la evolución adulta de Los Simpson barnizada con toques de sarcasmo, humor negro a granel y esa brutal irreverencia implacable que encontramos en, por ejemplo, el cineasta Todd Solonz o el escritor David Sedaris.
'Blues' funeral
La serie narra la historia de la familia Fisher, muy distinta a las de Ana y los 7 o Los Serrano. Una adolescente drogadicta, un treintañero autodestructivo y un gay obsesivo y amargado, atrapado por sus contradicciones emocionales, se reúnen tras la muerte accidental de su padre, dueño de una funeraria de Los Ángeles. Intentan consolar a su madre, que les confiesa haber sido adúltera, y entre todos intercambian dolor, pánico y rencor. Es Nochebuena, pero los tópicos navideños son dinamitados por un argumento que ojalá sacie las expectativas despertadas por el primer capítulo. El relato incluye recuerdos, alucinaciones, falsos spots, pesadillas y cierto abuso de un efectismo trascendente que completan la sólida trama principal.
Viva la muerte
Es una serie sobre la muerte y el resentimiento, dos temas poco telegénicos y que, no obstante, aquí generan risas, muecas de amargura, malestar, dudas y una rara inquietud interior. Si aceptamos que existen cuadros, esculturas, obras de teatro, novelas, poemas y películas imprescindibles para reflexionar sobre el sinsentido cómico de la muerte, ¿no deberíamos incluir en este exclusivo canon de los clásicos filofunerarios el prometedor arranque de A dos metros bajo tierra? Con el permiso de Harold Bloom, por supuesto.
Amparo
Más placeres macabros: intentar encontrarle sentido a Hotel Glam. Asisto al enésimo cruce de acusaciones entre los huéspedes. Se insultan, se amenazan, se calumnian, y de repente uno se levanta y se va, y al cabo de unos segundos regresa como si nada. Parecen seguir órdenes de una autoridad superior y oculta, pero da lo mismo: no entiendo nada. ¿Cómo definir Hotel Glam? Una espectadora bien informada me cuenta que, la semana pasada, el presentador Jesús Vázquez dijo: "Vamos a publicidad, que parecemos una banda de borrachos en una discoteca". Es una descripción muy exacta. El lunes, Vázquez le dijo a una afligida Yola Berrocal: "La Constitución te ampara y yo también, cariño mío". Ahora lo entiendo: el sentido de la Constitución era amparar a Berrocal, y el de este disparatado hotel es fomentar los valores de la empresa familiar. Salió la respondona prima de Yola, otro día los padres de Tamara, otro día los padres de Patricia, y también creo haber visto a la hermana de Israel, a la de Chonchi y a más parientes vagamente desquiciados. Y es que, como en el caso de los Fisher, la familia que se despelleja unida permanece unida.
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