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El 'ecosistema Windows'

Microsoft invierte en sus socios para ganar clientes

Patricia Fernández de Lis

"Abierta y respetuosa con otros, y dedicada a ayudarles a ser mejores". Es uno de los valores de Microsoft, tal y como están expresados en su página web. la compañía es consciente de que gran parte de su éxito depende del ecosistema que pueda crear en torno a sus productos. "El círculo virtuoso", lo llama Adam Sohn, uno de los responsables del programa .Net -que permite a distintas aplicaciones y dispositivos hablar entre ellos-. "Cuantos más programadores de software escriban para Windows, habrá más aplicaciones disponibles, y más usuarios querrán utilizarlo. Nunca tendremos éxito si nuestros socios tampoco lo tienen".

Ted Schadler, analista de Forreste

r, resume el planteamiento: "Microsoft sólo ganará en la empresa si construye una comunidad muy fuerte de socios que desarrollen software para Windows y lo distribuyan". Windows Server 2003, así, ha contado con la ayuda de 750.000 distribuidores y más de seis millones de programadores. Y Microsoft ha invertido, además, 500 millones de dólares en formar a sus 800.000 socios.

La compañía "sólo triunfará si construye una comunidad muy fuerte de programadores y distribuidores", dice Forrester
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El mantenimiento de este círculo es crucial, ahora que aprieta la competencia de Linux, que también tiene su propio y vitalísimo ecosistema. Dos profesores de Harvard, Marco Iansiti y Alan McCormack, han realizado un profundo análisis de por qué Microsoft ha conseguido mantenerse en lo alto del mercado durante casi tres décadas. Y su conclusión es que el secreto de la compañía se debe a su manera de manejar la propiedad intelectual. En los años setenta, Microsoft se centró en crear una plataforma (Windows) mientras el resto del sector se concentraba en desarrollar aplicaciones concretas. E hizo algo más: desarrolló pequeños componentes para que esos programadores pudieran crear software para su Windows . "Con el tiempo", explican, "cuantos más socios escribían para Microsoft, utilizando sus herramientas, el poder de la plataforma se hizo evidente".

El hecho de que la compañía se guardara algunos esos elementos clave que permiten que la plataforma (Windows) dialogue con las aplicaciones es la base de su caso antimonopolio. Ahora, la empresa debe garantizar que los productos de la competencia funcionan con Windows como los suyos.

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Sobre la firma

Patricia Fernández de Lis
Es redactora jefa de 'Materia', la sección de Ciencia de EL PAÍS, de Tecnología y de Salud. Trabajó diez años como redactora de economía y tecnología en EL PAÍS antes de fundar el diario 'Público' y, en 2012, creó la web de noticias de ciencia 'Materia'. Los fines de semana colabora con RNE y escribe, cuando puede, de ciencia y tecnología.

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