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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Crecimiento desigual

El domingo pasado, al comentar los datos de la EPA del primer trimestre, señalaba que la aceleración del crecimiento del empleo que se deducía de tales datos no estaba respaldada por una evolución pareja del crecimiento del PIB. Los indicadores de producción y demanda mostraban, más bien, que éste se mantenía a un ritmo similar al del cuarto trimestre del pasado año, es decir, en torno al 2%. Las estimaciones del Banco de España confirman esta impresión, y los indicadores conocidos estos últimos días indican, además, que dicho crecimiento no se distribuye por igual por los distintos sectores productivos. La construcción parece haber acelerado su marcha, sorprendiendo una vez más la fortaleza renovada que muestran los indicadores de viviendas proyectadas e iniciadas. También mantienen un buen ritmo los servicios en su conjunto. Sin embargo, la industria está frenando la recuperación iniciada durante el pasado año, como indican los datos de producción industrial (IPI) y de comercio exterior conocidos la semana pasada.

La nueva pérdida de pulso de la actividad industrial se explica por la caída de las exportaciones

Como se ve en el gráfico izquierdo, este sector sufrió severamente la recesión internacional, registrando tasas negativas durante todo el año 2001. Las causas, el debilitamiento de la demanda interna de bienes industriales y, sobre todo, la caída de las exportaciones (gráfico central), de las que depende más de tercera parte de la producción del sector. La recuperación de éstas a lo largo de 2002 tiró de la producción industrial, que volvió a recuperar tasas de crecimiento positivas en la segunda mitad del pasado año, aunque todavía moderadas. Sin embargo, esta tendencia se he frenado en el primer trimestre de este año. La tasa de crecimiento interanual del IPI alcanzó un 2,5% en el cuarto trimestre del pasado año y se ha reducido al 1,5% en el primero del actual. Más aún, el crecimiento intertrimestral de los dos últimos trimestres, una vez filtrados y desestacionalizados los datos, es prácticamente cero.

Al igual que la recuperación de 2002, la nueva pérdida de pulso de la actividad industrial viene explicada fundamentalmente por la caída de las exportaciones, que acusan el debilitamiento de las economías norteamericana y europeas y la pérdida de competitividad derivada de la apreciación del euro a lo largo del pasado año. Las importaciones también se moderan, pero siguen creciendo muy por encima de las exportaciones, lo que se traduce en una aportación negativa de la demanda externa neta al crecimiento del PIB. Este diferencial de crecimiento real a favor de las importaciones, unido al fuerte aumento de los precios del petróleo, ha originado un notable crecimiento del déficit comercial (gráfico derecho).

En definitiva, el crecimiento de la economía española está volcado sobre los sectores menos expuestos a la competencia internacional, que se benefician de una demanda sostenida por unos tipos de interés históricamente bajos. Estos sectores son intensivos en mano de obra y por eso se crea empleo, si bien de baja productividad. Pero los sectores que tienen que competir (y que son los de mayor valor añadido per cápita) lo pasan mal, y peor lo pasarán en el futuro si no logramos acompasar los aumentos de precios y salarios a los del resto de socios europeos.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).

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