_
_
_
_
_
Reportaje:MUJERES

Prótesis en cuerpo y alma

María tiene 25 años. Hace dos le practicaron una mastectomía radical al serle detectado un cáncer. "En aquel momento creí morir", recuerda, "no podía soportar ese sentimiento de castración". Cuando a los pocos meses salió del trance, lo primero que exclamó fue: "¡Qué bien! Los médicos me han aconsejado una reconstrucción plástica. Por fin voy a conseguir un pecho decente. Siempre he tenido complejo de pecho pequeño".

Una esmerada intervención no sólo ha devuelto a María la mama que perdió, sino que le ha igualado el tamaño de ambos senos a la medida que ella siempre había soñado. María se siente feliz, sólo recuerda que ha tenido un cáncer cuando acude a las revisiones anuales.

Los expertos alertan contra "las clínicas ocultas", cirujanos no especializados y viajes a países de tradición en estética; esto último, porque dificulta el seguimiento del posoperatorio
En el último quinquenio, las jóvenes de 18 a 25 años están acudiendo más que nunca a las consultas de cirujanos plásticos para solicitar implantes mamarios de silicona

El mismo complejo por haber sido escasamente dotada por parte de la naturaleza que tenía María es sentido por muchas jóvenes. Las reglas de la estética de hoy reclaman delgadez, pero también una buena y firme delantera. Esa operación que sirve a algunas mujeres para reparar una amputación traumática representa para otras muchas la solución a una constante batalla ante el espejo.

En el último quinquenio, las jóvenes de 18 a 25 años (antes de los 18 no conviene este tipo de intervención por no haber madurado el desarrollo) están acudiendo más que nunca a las consultas de cirujanos plásticos para solicitar implantes mamarios de silicona. En algunos casos, muy pocos, también para eliminar grasas y cartucheras, o para cambiar esa desmesurada o desviada nariz, o ese mentón que desequilibra la armonía del rostro. Los chicos de la misma edad, sin embargo, apenas se acercan a estas consultas. Cuando lo hacen, suele ser para pedir un retoque de nariz o una reducción de barriga.

Pese a que se han barajado muchas cifras, no existen estadísticas fiables en España sobre el número de intervenciones de estética en adolescentes. No obstante, el presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), Manuel Sánchez Nebreda, destaca el aumento que se ha producido en la demanda de implantes de silicona en mamas por parte de la chicas jóvenes a lo largo del último lustro. "El 30% de nuestras cirugías son de silicona, y la mitad de éstas se aplican a pacientes menores de 25 años", comenta. Otro doctor de la SECPRE, Vicente Paloma Mora, señala que de las nuevas visitas a los cirujanos plásticos (unas 15.000 anuales), el 40% son chicas de estas edades, y prácticamente la totalidad desea un aumento de mamas. Estas cifras apuntan a colocar a España en el primer país de la UE en cuanto a esta demanda, y en el tercero del mundo, después de Brasil y Estados Unidos.

Otras muchachas, en un número considerablemente inferior, piden una reducción de mamas, pero, al ser esta operación más larga y complicada y dejar cicatrices demasiado visibles, los cirujanos tienden a quitarles la idea de la cabeza pese a que, a menudo, estas mujeres viven desde la adolescencia una auténtica pesadilla: se convierten en el blanco de la broma constante por parte de los compañeros de estudios, pasan por verdaderas angustias cuando tienen que elegir un bañador o quieren practicar algún deporte y, sobre todo, padecen dolores de espalda motivados por la posición viciada y forzada que adoptan para disimular el tamaño del pecho.

El fenómeno ha invitado a un sinnúmero de conjeturas. Una de ellas, que las que reclaman reparar su situación consiguen sacar a los padres las prótesis de silicona como regalo de fin de estudios, desplazando así la demanda de las tradicionales llaves del primer coche. Los especialistas de la SECPRE aseguran, sin embargo, que este rumor no responde a la realidad. "Los padres las acompañan y les pagan la intervención si ellas no disponen de medios [muchas utilizan sus ahorros], pero lo hacen porque las ven mal y acomplejadas. Suele ser la madre la que apoya a la hija y la que convence al padre", apunta Vicente Paloma Mora.

La mayoría de las solicitantes llegan a las consultas muy bien informadas, con las ideas muy claras, y no suelen decidirse por la operación hasta después de haber visitado a varios cirujanos. Francisco Abril, cirujano plástico en el hospital madrileño Ramón y Cajal y con larga trayectoria en intervenciones de estética, alerta, sin embargo, contra "las clínicas ocultas", los cirujanos no especializados en plástica y los viajes a países de tradición en estética, por el problema que esto último puede acarrear en el seguimiento del posoperatorio.

Una intervención que aparece como mano de santo, "que cambia su vida e incluso mejora su carácter", coinciden en decir los especialistas. Algo que, sin embargo, no comparten tan claramente psicólogos y psicoanalistas. Algunas de estas jóvenes acuden a las consultas tan atormentadas por lo que viven como un defecto insuperable que impulsa a los cirujanos a orientarlas hacia un psicólogo o un psiquiatra antes de practicarles la intervención. La moda del pecho turgente y la seguridad que ofrecen operaciones y anestesias en la actualidad no ciegan a los expertos plásticos, que conocen hasta qué punto los adolescentes pueden tender a desplazar hacia el cuerpo conflictos internos relacionados con la propia identidad y con el proceso hacia la madurez.

La moda del cuerpo ideal es uno de los factores que estimulan a estas chicas a corregir los defectos que se vuelven insoportables ante tanto estímulo de la perfección del cuerpo. Pero la baja autoestima, la crisis de la adolescencia cuando el cuerpo reclama ser identificado y la inmadurez psíquica están detrás de la mayoría de esas insatisfacciones, afirman psicoanalistas y psicólogos.

Una de las últimas modas entre los jóvenes es llevar un <b><i>piercing</b></i> en el ombligo y enseñarlo.
Una de las últimas modas entre los jóvenes es llevar un piercing en el ombligo y enseñarlo.CONSUELO BAUTISTA

Solución-trampa

SIEMPRE HA HABIDO MUJERES con complejo de pecho pequeño. Los complejos son atemporales y el recurso a remediarlos por la vía del quirófano no resuelve, según psicólogos y psicoanalistas, el sufrimiento propio de la adolescencia; tampoco facilita el paso hacia la madurez. "Intentan paliar el dolor psíquico confundiendo el ser con el tener y resolviendo con la acción antes que por el pensamiento y el sentimiento", apunta Paloma Morera, psicoanalista.

El éxito que se está dando en los quirófanos, y sobre todo para el caso de las adolescentes que se encuentran en conflicto con el pecho, símbolo sexual importante, se interpreta como un avance social; sin embargo, para la psicoanalista "es una trampa porque se pretende solucionar desde fuera lo que hay que resolver desde dentro. La adolescencia", dice Morera, "es un tránsito de la etapa infantil hacia otra sobre la que no se tiene control. Es un momento en el que las cosas se descolocan para reorganizarse, así funciona el psiquismo humano, y eso provoca sufrimiento. El ímpetu por acudir a la solución exterior se arrastra desde antes, y suele provenir de una relación con unos padres que, en un afán constructivista, han intentado remediar todo a los hijos, entorpeciendo su crecimiento psíquico por la vía de otorgar más que por la de aguardar".

Para el psicoanalista Roberto Fernández, se está promoviendo el cuerpo a la categoría de un bien de consumo, renovable, y se le está desubjetivizando. "Todo esto forma parte de la retórica discursiva del economicismo reinante", afirma Fernández. "Lo protésico", añade, "utilizado contra el malestar interno, incluidas las drogas, es una neutralización ficticia de lo que no se puede poner un nombre, del desconcierto. Se altera un proceso de madurez. Y adelantar el proceso es una violencia".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_