Manifestantes armados sitian la sede de la ONU en la ciudad congolesa de Bunia
El cuartel de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en la localidad de Bunia, en el noreste de la República Democrática de Congo -en el que se han refugiado unos 5.000 civiles aterrorizados por la situación de inseguridad que se vive desde el miércoles-, se encuentra sitiado desde anoche después de ser atacado por cientos de personas armadas con palos, machetes y fusiles, según informó
Marie Okabe, la portavoz de la ONU en Kinshasa. "Hubo disparos de armas automáticas y ligeras contra el cuartel y se escuchó una explosión, de granada o de proyectil", dijo Okabe. "No se nos ha informado de que haya habido víctimas".
El propio ministro congolés de Derechos Humanos, Ntumba Luaba, que se dirigía ayer a la zona para mediar en la crisis, salvó la vida de milagro al ser tiroteado su avión en pleno descenso al aeropuerto de Bunia, donde tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia.
La situación en esta ciudad -donde están las principales minas de oro del país- y en el resto de la región de Ituri es grave desde hace años, pero la inestabilidad es mayor tras la retirada, el miércoles, del Ejército de Uganda conforme a lo establecido por los acuerdos de paz de Lusaka, que obligan a la salida de todas las tropas extranjeras de Congo.
La portavoz de la misión de la ONU en Bunia, Patricia Tome, informó a la BBC de que la situación es muy tensa a pesar de que ayer no hubo enfrentamientos, pero sí numerosos saqueos. Una patrulla de Naciones Unidas pudo contar seis cadáveres tirados en la calle. El día anterior hubo 25 muertos en choques tribales. Unas 65.000 personas han huido esta semana hacia la frontera ugandesa en busca de refugio.
Bunia es la pieza más codiciada por Uganda y Ruanda, países que en 1998 invadieron el este de Congo y que sostienen dos grupos guerrilleros rivales que se han aprovechado de las disputas ancestrales de dos tribus (los lendu y los hema) de la región para mantener un control sobre el oro. Desde entonces se han sucedido las matanzas, la última de mil personas hace un mes.
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