La segunda transición

¿Por qué razón si todoelmundo coincide en que las elecciones municipales y autonómicas del próximo 25 de mayo son muy relevantes, la cobertura televisiva acaba de comenzar tan desvertebrada? Ayer, primer día de campaña, la primera cadena de TVE, Antena 3 y Telemadrid, casi al unísono -como si fuera en cadena única- daban entrada, en directo, al discurso del presidente del Gobierno, José María Aznar, en la plaza de toros de Murcia.

Después de un largo viaje desde Washington, una reunión con sus ministros y un rápido almuerzo, Aznar inauguraba la campaña del Partido Popular. Aunque tanto sus conmilitones, el secretario general del PP, Javier Arenas, y el ministro de Justicia, José María Michavila, le pisaron horas antes, Aznar subrayó, en voz queda, la idea-fuerza:

- En Santa Pola yo dije hasta aquí hemos llegado. Hoy estamos aquí, en Murcia, en la primera campaña de elecciones en las cuales los representantes de los terroristas no se van a poder presentar en las urnas y en elecciones.

"Hable más alto presidente", se oyó decir. Aznar, era evidente, tenía signos de cansancio.

En Antena 3 repicaba su voz. Y en Telemadrid. En cambio, los infomativos de Tele 5, que habían dado paso a un directo en la etapa de precalentamiento, ya no pudieron, o decidieron dejarlo para hoy, recoger las palabras del presidente del Gobierno.

En efecto, el asesinato de la niña en Santa Pola por la banda terrorista ETA, en agosto de 2002, precipitó la propuesta de ilegalización de Batasuna. Pero no fue el único de los factores. El juez Baltasar Garzón ya había dados indicios más que firmes a las autoridades de que se orientaba en aquellas fechas a suspender provisionalmente a Batasuna como organización. En esas circunstancias, se convocó para el 26 de agosto el pleno a fin de discutir la ilegalización de Batasuna; y esa misma mañana, Garzón firmaba su auto de suspensión de Batasuna.

Pero sería exagerado decir que la presencia de Batasuna y sus antecesoras en elecciones previas suponía desmentir que las elecciones fueran libres. Esa organización ya existía cuando Aznar recibió en 1996 a Xabier Arzalluz en La Moncloa y pactó con él la investidura para empezar la andadura de su Gobierno.

Sea esta uno de los ángulos del debate o cualquier otro, lo cierto es que la cobertura televisiva se limita, en estas primeras horas, a unos pantallazos de poca monta.

Por supuesto, la primera cadena de TVE también se hizo eco del discurso inaugural de José Luis Rodríguez Zapatero en Valencia. Las otras tres cadenas también lo hicieron. El secretario general de los socialistas resumió las líneas de su discurso básico: inseguridad ciudadana, necesidad de una auténtica regeneración democrática, crispación política, política exterior enfeudada a la Administración de Bush.

Las cadenas, todas, dieron cuenta de ese enfeudamiento. La noticia internacional de la víspera, compartida por todas las cadenas, ha sido ésta: la propuesta de Estados Unidos, Reino Unido y España para levantar el embargo de las Naciones Unidos sobre Irak.

La iniciativa, que permite dejar bajo control real y efectivo de las potencias ocupantes los flujos del petróleo iraquí, ha provocado una nueva división de la Unión Europea. La posición del Reino Unido, que impulsó la guerra y participó con 40.000 oficiales y soldados, se comprende. En el caso de España, que patrocinó la invasión sin enviar soldados, también se entiende. España formará parte del contingente de naciones ocupantes. Francia sigue bloqueando esa propuesta.

Y, en materia de fidelidad a Estados Unidos, las cadenas de televisión captaron ayer al vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, quien explicó que Estados Unidos ve con buenos ojos que las empresas españolas participen en las obras de reconstrucción de Irak. Cuando el vicepresidente tomó consciencia de que parecía demasiado tributario, agregó:

- Y el Gobierno español también...

Una pregunta flota en el aire. España será potencia ocupante. ¿Y cuánto dinero le costará serlo?