"No puedo trabajar y me voy"

"En todos los sitios exijo que se me deje trabajar. Si eso no sucede, hago lo que he hecho: marcharme". Bajo una explicación vaga y general de los motivos que le han llevado a renunciar al año de contrato que le quedaba y por el que percibiría 1,2 millones de euros, Luis Aragonés, traje beige y sonrisa nerviosa, confirmó ayer el carpetazo "a un ciclo" con el Atlético que el miércoles pasado reveló a sus jugadores y al director general del club rojiblanco, Miguel Ángel Gil Marín.

"Decían que Luis no se iba porque quería cobrar su dinero. Pues Luis, pudiendo hacer lo que hace la mayoría, o sea esperar a que le echen, se marcha sin cobrar", dijo el veterano preparador con voz segura, sin elevar el tono y refiriéndose a sí mismo en tercera persona. Lo cierto es que Gil Marín le pidió ayer que firmara un documento en el que quedase constancia de su renuncia y rehusó hacerlo.

Luis no quiso abordar las causas concretas de su adiós al Atlético al término de la temporada -los enfrentamientos con el presidente, Jesús Gil; la situación económica y judicial de la entidad, los contactos con otros entrenadores, los resultados deportivos, la falta de fichajes para el próximo curso o la creciente incomodidad de parte de la plantilla con él y con los dirigentes-. Así, se limitó a sentenciar: "Es lo mejor para el Atlético".

Sobre la idoneidad del momento escogido, a seis partidos de la conclusión de la Liga, Luis fue concluyente: "Si lo he hecho ahora es porque yo, que conozco el tema mejor que nadie, creo que es lo mejor". Algunos jugadores, sin embargo, estimaron que el anuncio ha sido de lo más inoportuno.

Luis, que durante toda la campaña ha mantenido enfrentamientos con distintos estamentos del club y que en enero llegó a anunciar públicamente su despedida, apuntó que esta vez es la definitiva: "El que me pregunte si esta decisión tiene marcha atrás es que no me conoce en absoluto". El preparador defendió su gestión y dijo que se ha pronunciado "cuando la permanencia está asegurada". También subrayó que no ha buscado su "bien personal, sino el del club".

Recurrió Luis a su lado más histriónico y teatral cuando se defendió con una frase hecha: "Yo no maté a Manolete". Después se quedó quieto, dejó la revelación en el aire unos segundos y continuó la frase: "Lo mató Islero". También reconoció que hay gente dentro del club que quiere su salida, aunque también hay otra, matizó, que está con él. Tras advertir de que en el futuro seguirá entrenando en otro club, observó que no se marcha del Manzanares "ni triste ni alegre": "Yo siempre tengo la botella por la mitad. Nunca vacía y nunca llena".

Sobre la filtración de su decisión a la prensa a las pocas horas de confiársela a la plantilla y a Gil Marín, Luis recalcó que "no" le preocupa porque ya sabe quién es "el chivato": "Un asunto entre él y yo".

El Atlético recibe hoy al Alavés después de haber sumado sólo tres puntos de los últimos 21. Jesús Gil no estará en el palco -se halla en campaña electoral en Marbella- y no podrá, por tanto, escuchar en directo el veredicto de la afición sobre los últimos acontecimientos. Tampoco saltarán al césped Fernando Torres, Luis García y Albertini, lesionados, ni José Mari y Stankovic, sancionados. Las novedades serán la vuelta de García Calvo a la titularidad y la de Movilla como interior zurdo, así como las reincorporaciones de Nagore y Correa.