"Zaragoza no puede entender que su alcalde acepte el trasvase"

Juan Alberto Belloch, ex ministro de Justicia e Interior con el PSOE, intenta por segunda vez ser alcalde de Zaragoza. Está convencido de conseguirlo.

Pregunta. Como aspirante a la alcaldía, ¿qué le sugieren las previsiones de las encuestas?

Respuesta. Todas nos dan como fuerza más votada, aunque aventuran distintos resultados. Creo que el electorado se movilizará pero, por ahora, hay más de un 40% de abstención.

P. Hay quien duda de su arraigo en Zaragoza. Si pierde, ¿qué hará?

R. En la política nacional tengo agotadas todas las aspiraciones. Mi única ambición es ser alcalde Zaragoza. Hace cuatro años, Luisa Fernanda Rudi me atacaba con esa cantinela y resulta que la que se marchó fue ella. Yo he seguido aquí, haciendo oposición, y aquí seguiré.

P. ¿El trasvase del Ebro puede tener efectos favorables para su candidatura?

R. Creo en el efecto acumulativo de tres cuestiones: el Prestige, la guerra de Irak y el trasvase del Ebro, pero, indudablemente, lo que Zaragoza no puede entender es que su alcalde sea favorable al trasvase. En una manifestación con 400.000 personas, como la del 23 de abril de 2001, es inimaginable que el alcalde estuviese ausente. Lo mismo pasó con la guerra. Un alcalde tiene que estar con su ciudad. Con la ciudad antes que con el partido.

P.¿Y el AVE?

R. El AVE no es del alcalde, sino del Ministerio de Fomento, y es excepcionalmente bueno para la ciudad, pero se ha gestionado tan mal que su efecto ha quedado diluido. Cuando esté en marcha será crucial para Zaragoza.

P. Su oponente habla de un plan de vivienda de protección oficial, con 10.000 pisos, ya en marcha.

R. En cuatro años han hecho menos de 400 viviendas protegidas y ninguna en alquiler, que es lo que más puede interesar a los jóvenes. Dibujadas en el papel tienen miles, pero Zaragoza es una de las ciudades donde más ha subido el precio de la vivienda, por encima de la media nacional.

P. ¿Usted que propone en ese campo?

R. Construir, en cooperación con la Diputación General de Aragón; construir, no dibujar, 8.000 viviendas públicas en cuatro años, de las que un alto porcentaje en alquiler, preferentemente para jóvenes.

P. Todo el mundo habla de los jóvenes. ¿Y los mayores?

R. En Zaragoza hay 118.000 mayores de 65 años. Vamos a crear algo que no existe en ciudades grandes, una Concejalía del Mayor para ayuda domiciliaria, teleasistencia, un programa de ayuda a los cuidadores y 500 nuevas plazas de centros de día. Y todo, con una novedad, un consejo de mayores que participe activamente en las políticas municipales.

P. ¿Su mejor oferta electoral?

R. Son dos: el proyecto central es convertir el Ebro en la calle Mayor de Zaragoza. Y luego, incorporar Zaragoza a la red de ciudades inteligentes, rehabilitar las zonas más degradadas, desde la lógica de las telecomunicaciones, y hacer lo que llamamos la milla digital, un entorno para atraer empresas de alta tecnología e institutos de investigación. Se trata de aprovechar el AVE con suelo más barato y servicios tecnológicos de vanguardia.

P. Desde un punto de vista estrictamente político, ¿qué significa la Virgen del Pilar para un alcalde de Zaragoza?

R. La referencia central, junto con el Ebro. El Pilar y el Ebro, al margen de planteamientos ideológicos o religiosos, son lo que no se puede tocar. Es hablar del alma de los aragoneses.