Gescartera utilizó a 42 testaferros para ocultar las pérdidas

El informe remitido a la juez Teresa Palacios por los peritos del Ministerio de Hacienda sobre la gestión de Gescartera, la agencia de valores que defraudó 87 millones de euros a 1.800 clientes, destapa la existencia de una trama compuesta por 42 testaferros a los que se endosaron pérdidas artificiales de 18 millones de euros entre 1995 y 2001. Gracias a esos testaferros, que recibían una compensación mensual, otras personas y asociaciones lograron ganancias multimillonarias. Entre los 15 clientes más beneficiados figuran seis agrupaciones religiosas.

Los peritos del Ministerio de Hacienda iniciaron su investigación en julio de 2001. Casi dos años después, tras descifrar los archivos de los 35 ordenadores incautados en la sede central de Gescartera y analizar su contenido, han presentado sus conclusiones en un informe remitido a la Audiencia Nacional.

Ese informe, cuyo contenido ha conocido EL PAÍS, concluye que la actividad rutinaria de Gescartera consistía en hacer dobles operaciones de compraventa de valores a la misma hora y en un mismo día que no generaban ni pérdidas ni ganancias. Sin embargo, los administradores de Gescartera cruzaban esas operaciones en su contabilidad interna para imputar a determinadas personas, los testaferros, las pérdidas artificiales resultantes de restar el precio más alto de compra de acciones con el precio más bajo de venta de esas acciones. Las falsas minusvalías eran imputadas a un grupo de 42 testaferros. A otros clientes se les atribuían ganancias artificiales y, en algunos casos, se les pagaban esos falsos beneficios de los fondos comunes de todos los clientes de Gescartera. Seis instituciones religiosas, entre ellas el Arzobispado de Valladolid, figuran entre los 15 clientes más beneficiados por estas prácticas. El informe de los peritos mantiene que Gescartera también atribuyó pérdidas artificiales a otros clientes que defraudaban a Hacienda.