Una antológica revisa en Sevilla los grandes temas de Antonio Saura

Sevilla acoge una amplia exposición de la obra Antonio Saura (Huesca, 1930-Cuenca, 1998), con 113 piezas que permiten seguir su evolución desde sus primeras Damas de finales de los años cincuenta hasta los últimos Retratos imaginarios que pintó hasta 1997. En la muestra, inaugurada ayer en la Casa de la Provincia por su hija Marina, se exponen por primera vez 54 obras de las series Mujeres-sillón y Superposiciones.

La obra de Saura evolucionó del surrealismo hacia el informalismo a partir de un viaje a París que hizo en 1953. La antológica no recoge su época surrealista. "Antes de 1956 Saura buscaba su manera de pintar. Es a partir de ese año cuando realiza las primeras Damas, sus cuadros más abstractos, y los primeros autorretratos. Inventa sus propios temas y se descubre a sí mismo", explica el comisario, el historiador de arte francés Emmanuel Guigon.

Organizada por Caja Duero y la Diputación sevillana, la exposición recoge los temas recurrentes de Saura: las cabezas sobre papel -la mayoría en blanco y negro y con nombres de mujer- que reclaman un rostro de la serie Damas, las versiones del Perro de Goya, las Mujeres-sillón, los Retratos imaginarios y los montones de cabezas de las Multitudes.

Las Superposiciones y Postcard, un total de 37 obras fechadas entre 1974 y 1977 y realizadas sobre imágenes impresas y postales, se exponen por primera vez. Proceden de colecciones particulares españolas y francesas y del legado de la familia del artista.

Para Marina Saura, lo relevante de la muestra, que podrá visitarse hasta el 29 de junio, es el diálogo entre las piezas expuestas, con un resultado "divertido, variado y de una coherencia formidable". La hija del artista anunció la publicación en Galaxia-Gutenberg de los ensayos completos de su padre. El primer tomo, Fijeza, fue preparado y corregido por el propio Saura. El segundo, Marginalia, reunirá textos inéditos de la etapa surrealista del artista.