El Museo de Jaén acoge una exposición que recrea la vida en la cultura ibérica

El Museo de Jaén es el punto de partida de una gran exposición sobre la cultura ibérica. Bajo el título Íberos: príncipes, guerreros y artesanos, la muestra inaugurada ayer pretende trasladar a los visitantes al mundo antiguo y mostrarles cómo era la vida cotidiana en uno de sus poblados. Organizada por la Fundación La Caixa, con el apoyo de la Consejería de Cultura, la exposición recoge varias reproducciones de obras de arte ibéricas, entre ellas de la Dama de Elche.

La muestra, que podrá visitarse hasta el 29 junio para emprender después un periplo por otras ciudades, se fraguó con la intención de mostrar una visión actualizada del mundo ibérico a partir de la exposición organizada en 1997 por La Caixa bajo el título Los íberos, príncipes de Occidente, que se exhibió en España, Francia y Alemania. En aquélla muestra tuvieron un papel relevante algunas de las joyas íberas de Jaén, como las esculturas de Cerrillo Blanco de Porcuna.

Ahora, La Caixa ha querido "saldar una deuda" que tenía con Jaén, y ha elegido el Museo Provincial, que alberga una de las más importantes colecciones de arte ibérico del mundo, como punto de partida de esta exposición. "Los íberos fueron una de las civilizaciones más relevantes del Mediterráneo antiguo", señaló Lluís Reverter, secretario general de la Fundación La Caixa. El acto inaugural lo presidió la consejera de Cultura, Carmen Calvo, que se felicitó por el hecho de que la muestra se exhiba en el epicentro de la cultura ibérica y en la futura sede del Museo Internacional de Arte Ibérico que va a construir la Junta.

La exposición, según explicó el comisario, el arqueólogo Lluís Batista, presenta reproducciones científicas de piezas singulares de esta cultura, además de mostrar diversas escenografías que ambientan escenas de la vida cotidiana en un poblado ibérico y que se distribuyen a partir de los seis ámbitos que componen la muestra: el contexto histórico, la organización militar y las formas de gobierno, la vida cotidiana, la escritura y el comercio, el urbanismo y la arquitectura, y la religión y el mundo funerario.

Tras acceder a la exposición a través de dos torres que simulan la entrada a un poblado ibérico y que reproducen la muralla íbera de Castellet de Banyoles, en la localidad de Tivissa (Tarragona), el visitante puede conocer a modo de introducción el contexto geográfico y cronológico en el que se desarrolló la cultura ibérica a partir de la proyección de un audiovisual. En él se muestran los antecedentes de los íberos, sus influencias externas y las invasiones que padecieron. Del mismo modo, presentan a partir de un mapa los principales poblados ibéricos descubiertos hasta nuestros días distribuidos a lo largo de la costa mediterránea y de la zona meridional de la península Ibérica, desde Andalucía hasta el sureste de Francia.

Asimismo, se pueden observar los diferentes estratos de la sociedad ibérica a través de una serie de esculturas idealizadas de personajes tales como una sacerdotisa, un guerrero aristócrata, un comerciante, un artesano y, finalmente, una campesina. También están reflejadas las actividades que los íberos desarrollaban a lo largo del día. Así, se muestran los utensilios que utilizaban en la agricultura, la ganadería y la industria textil.

Esta civilización incineraba a los difuntos sobre piras de leña junto con sus pertenencias más significativas. Los restos del difunto no consumidos por el fuego eran purificados y posteriormente introducidos en una urna de cerámica depositada dentro de la tumba.

Un caso excepcional es la estatua de la Dama de Baza (Granada), en cuyo trono se excavó un orificio para introducir los huesos quemados. En la exposición se reproduce esta tumba tal y como se encontró en su día.